"Un juego de palabras". Esta es la valoración que hacen algunas voces internas de la CUP, una vez conocida la decisión del govern de cambiar el nombre de la conselleria d'Exteriors para zafarse del Tribunal Constitucional, aunque hace unas semanas había dicho que no lo haría.

En el atril del Parlament, la formación anticapitalista ha asegurado públicamente que "no "comparte" la decisión. "Ante la presión del Estado no se puede ir hacia atrás, sino hacia adelante", ha afirmado al portavoz cupaire Albert Botran. Para acabar ironizando que "puestos a cambiar nombres, le podrían haber puesto Cancellería como hacen otros gobiernos".

De hecho, Botran ha admitido que se han enterado de la decisión justo cuando el conseller Raül Romeva lo anunciaba en rueda de prensa, después del consell executiu de cada martes. Ante eso, el cupero ha hecho un llamamiento a "no dejarse condicionar por las amenazas", en relación al anuncio del ministro de Justicia, Rafael Català, de impugnar las ponencias de la desconexión cuando empiecen a funcionar.

La relación con CSQP

Después de la carta que ayer la CUP envió a los diputados de CSQP, donde les reprochaban una actitud de "linchamiento", aunque también los emplazaban a tender puentes de diálogo, hoy Botran ha insistido en que el objetivo de la misiva es conseguir que haya "debate político" con los comuns.

En este sentido, los cuperos quieren que durante esta semana haya una reunión con ellos "de análisis de la situación global", más allá de temas concretos como puede ser el pleno de la semana que viene sobre la pobreza. Antes, esta mañana, el portavoz de CSPQ, Joan Coscubiela, había emplazado a la CUP a trabajar conjuntamente de cara a esta cita parlamentaria.