Los ciudadanos de los Estados Unidos ven estos días amenazado su bien más preciado, la libertad. En menos de una semana EE.UU. se ha convertido en el epicentro de la pandemia de coronavirus, con más de 120.000 contagios y en torno a 2.000 muertos. Muchos estados han decretado ya restricciones como el cierre de bares y restaurantes, pero el máximo dirigente del país descarta adoptar medidas más restrictivas como confinar el principal foco, que es la ciudad de Nueva York, donde se acumulan prácticamente la mitad de los infectados, más de 52.000.

Del creador de "perdemos mucha más gente en accidentes de coche y no los prohibimos", ha llegado en las últimas horas un nuevo postulado, que "no será necesaria una cuarentena". Es la conclusión de Donald Trump tras consultar con el grupo de trabajo de la Casa Blanca, este sábado, si era necesario aislar Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut. Eso sí, ha pedido que se pida a los ciudadanos que viven allí que eviten viajar dentro del país si no es imprescindible, durante los próximos 14 días.

Horas antes, el presidente norteamericano había sopesado la posibilidad de establecer un confinamiento de dos semanas en estas tres ciudades. Finalmente, sin embargo, ha acabado descartando -cuando menos de momento- una cuarentena obligatoria.

Según el último balance oficial, que emite la Universidad Johns Hopkins, en los Estados Unidos hay ya 122.666 casos confirmados de Covid-19. El viernes, Trump aprobó el paquete de estímulo económico mayor de la historia del país, por valor de 2 billones de dólares, para hacer frente a la derivada económica de la crisis sanitaria. En paralelo, hizo uso de la ley de Protección de Defensa para obligar empresas como General Motors a producir material sanitario.