Otra noche movida a la vista. El CDR de Barcelona acaba de hacer pública una nueva convocatoria para esta noche a las siete de la tarde en los Jardinets de Gracia de Barcelona. Si el miércoles por la noche pidieron a los asistentes que llevaran papel higiénico, esta vez el atrezzo requerido es una pelota y el vestuario, vestir de chándal. El lema: "Olimpiada Popular". Será, dicen, "una fiesta deportiva y desobediente". 

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Desde que el pasado lunes se hizo pública la sentencia contra los líderes independentistas, el pulso de movilizaciones ha sido sostenido. Primero fue el Tsunami Democrático, que reunió a miles de personas en la T1 del aeropuerto, causando un colapso monumental. Desde entonces, el Tsunami resta a la espera y, al margen de las Marchas por la Libertad de ANC y Òmnium, el relevo lo han tomado los Comité de Defensa de la República.

Hace dos noches consecutivas que llaman a salir a la calle a las 19 horas. El martes lo hicieron coincidir con una concentración de las dos principales entidades del independentismo ante la delegación del Gobierno de la calle Mallorca de Barcelona. Mientras a un lado se celebraba uno de los habituales actos de ANC y Òmnium, con música, discursos y velas, en el otro extremo del perímetro de seguridad que había montado el Departamento de Interior la situación se calentó desde el primer momento.

Los manifestantes, una gran mayoría con la cara tapada, lanzaron objetos a los agentes de los Mossos d'Esquadra y sacudieron las vallas que blindaban el acceso a la sede del Gobierno. Enseguida empezaron las primeras cargas y la cosa desembocó en una noche de persecuciones policiales, porrazos, barricadas y destrozos del mobiliario urbano.

Aquello fue sólo el preludio de lo que vendría al día siguiente. La noche del miércoles ha sido de largo la más caótica y descontrolada, haciendo evidente la crisis de seguridad abierta en Catalunya. La convocatoria de los CDR en la calle Marina arrancó con el lanzamiento de miles de rollos de papel higiénico. Pero acabó con coches y objetos incendiados y más de cuarenta fuegos por toda la derecha del Eixample.

De madrugada, el president de la Generalitat emitió un mensaje institicional para condenar la violencia y pedir a los independentistas que no caigan en la trampa de "infiltrados y provocadores".