Las conspiraciones se están apoderando de Podemos. La exeurodiputada valenciana Lola Sánchez Caldentey ha publicado este jueves un hilo de Twitter donde asegura que el fundador del partido, Pablo Iglesias, le encargó hacer informes periódicos sobre Miguel Urban, que era compañero suyo de escaño y uno de los principales dirigentes de Anticapitalistas. "Es decir que fuera su espía", ha indicado sin ambages la exeurodiputada, que se ha decidido a escribir el hilo después del encontronazo entre Iglesias y la escritora Elizabeth Duval. También denuncia conspiraciones en el mismo Parlamento europeo y en Murcia contra otros sectores del partido.

"Sí, Iglesias está totalmente abducido y cree firmemente que Duval es una mujer, porque cuando es un hombre quien le lleva la contraria, lo considera un valiente, un retador; pero si es una mujer, la cosa cambia, y lo que hace es denigrarla y apartarla: 'no se nos acerque más'", ha señalado. "Y aquí [explico] la micromemoria del día: por veteranía y lugar en la lista, era de lógica que yo fuera jefe de delegación [de Podemos] en el Parlamento Europeo. Pero dos veces, dos, me saltó. Una para poner a Tania González, que entonces le era totalmente fiel. Hasta que dejó de serlo. Entonces escogió a Miguel Urbán, que no le fue nunca fiel sino todo lo contrario. Pero era hombre, claro está. Menos fiel que yo, pero hombre", añade.

Más adelante explica el encargo de espionaje interno. "Unos meses después, me reuní con Iglesias en el Congreso para hablar de las internas en Murcia. Yo no quería presentarme, tenía un trabajo enorme en Bruselas. Pero anticapis y pablistas me convencieron para intentar sacar a [Óscar] Urralburu de la dirección, porque este era de Errejón. Al final me presenté, no sin antes decir a Iglesias que mi trabajo estaba en Bruselas y que me gustaría seguir otra legislatura, porque había abierto un proceso legislativo de primer orden y quería continuarlo para hacerlo realidad: derechos para las trabajadoras textiles. Me dijo a todo que sí y después me pidió una cosita de nada: que le enviara periódicamente un documento sin firmar donde yo tenía que explicarle todo lo que Urbán hacía en Bruselas. O sea, que fuera su espía", explica.

"Yo también le dije que sí y me fui. No recibió nunca ni un solo informe [mío] y creo que esta fue la puntilla que me clavó y que me sacó de su proyecto. A mí estas cosas me daban ganas de vomitar, y sentía que ya no debía estar ahí. Habían convertido un proyectazo en una puta mierda. Fin", concluye.

La exeurodiputada ha amenazado con publicar más interioridades de Podemos. "Tengo micromemorias para parar un carro. Ahora sabrán qué es ser desleal, panda de chupópteros", ha soltado.