El Consejo General del Poder Judicial tiene el mandato caducado, pero continúa con su actividad como si nada. Este mismo miércoles, el pleno del CGPJ de Carlos Lesmes ha nombrado a tres nuevos magistrados de la sala de lo penal del Tribunal Supremo. En este caso, el acuerdo ha pasado por dos jueces progresistas y uno conservador. A pesar de todo, el nombramiento no se ha hecho por unanimidad: 19 votos a favor y dos en blanco. Con estos nombramientos, que cubren vacantes por jubilación, la mayoría queda en 12 conservadores contra 4 progresistas. A diferencia de las presidencias de sala, los magistrados lo son hasta que se jubilan. Hoy la judicatura tenía previstos hasta 13 nombramientos; finalmente se han hecho 9. Mientras, la renovación del órgano de gobierno de los jueces sigue bloqueada por el PP, actor imprescindible para que sea posible.

Con respecto a la sala de lo penal, el pleno del CGPJ ha nombrado al conservador Ángel Hurtado (juez del caso Gürtel en la Audiencia Nacional y que pidió la absolución del PP) y los progresistas Javier Hernández (actual magistrado del TSJC) y Leopoldo Puente (actual magistrado del TSJ de Madrid). De esta manera, la sala de lo penal queda como estaba, porque las vacantes por jubilación son de dos jueces progresistas y uno conservador. A diferencia de otros nombramientos, estos son vitalicios. La mayoría conservadora está claramente asegurada durante muchos años en esta sala. Los tres nombramientos han contado con 19 votos a favor y dos en blanco. Por esta instancia pasan los aforados y también las principales causas penales de España, como en su momento el juicio del procés, pero también casos de corrupción.

Por otra parte, el CGPJ también ha acabado de cubrir las presidencias de sala del Tribunal Supremo, por mandato de cinco años. A la sala tercera (contenciosa administrativa) irá el magistrado conservador César Tolosa. Fue presidente del Tribunal Superior de Cantabria y ya era magistrado del Supremo desde 2014. La sala quinta (militar) ha recaído en el progresista Jacobo Barja de Quiroga, con 19 votos favor y dos en blanco. Finalmente, la sala cuarta (social) ha quedado en manos de la progresista María Luisa Segoviano, la primera mujer que preside una sala del Tribunal Supremo en más de 200 años. Todos estos nombramientos también se han hecho sin unanimidad, por 19 votos a favor y dos en blanco. Estando en funciones, el CGPJ ha renovado todas las presidencias de sala.

Finalmente se han retirado del orden del día cuatro nombramientos "con el objetivo de alcanzar consensos lo más amplio posibles". Son las presidencias del TSJ de Canarias, el Auidència Provincial de Ourense, una sala del TSJ de Andalucía y otra sala del TSJ de Asturias. Los del alto tribunal se han hecho todos.

Magistrados vitalicios

A diferencia de las presidencias de sala, los magistrados no tienen límite temporal. Si no renuncian antes, lo son hasta que se jubilan. Según la ley, la edad de jubilación se mueve entre los 70 y los 72 años, y pueden llegar excepcionalmente hasta los 75. Por ejemplo, las tres vacantes: Julio Barreira lo deja con 73 años, y Luciano Varela y Francisco Monterde lo hacen con 71 años.

Analicemos los actuales integrantes conservadores de la sala de lo penal. Hay cinco magistrados con al menos dos –o incluso tres– legislaturas políticas por delante: Pablo Llarena (57), Carmen Lamela (59), Vicente Magro (60), Manuel Marchena (61) y Antonio del Moral (61). Hay cinco más con al menos una legislatura política por delante: Eduardo de Porres (63), Andrés Martínez Arrieta (65), Julián Sánchez Melgar (65), Vicente Magro (65) y Juan Ramón Berdugo (66). Sólo un magistrado tiene cerca el horizonte de la jubilación: Miguel Colmenero (69).

52 nombramientos con mandato caducado

Con los de hoy ya son 52 los nombramientos del CGPJ con mandato caducado. Y no hay quien lo pare. Este pasado jueves, el órgano de gobierno de los jueces convocó ocho nuevas plazas. Son las presidencias de las audiencias provinciales de Baleares, Navarra, León, Salamanca, Ciudad Real, Almería y Cantabria, y la presidencia de la sala de lo social del TSJ de Baleares. Pueden cambiar las mayorías políticas en el Estado, como ha pasado desde la moción de censura, pero la judicatura se mueve por parámetros y ritmos bien diferentes.