Carlos Carrizosa (Barcelona, 1964) es el portavoz parlamentario de Ciutadans en el Parlament y mano derecha de Inés Arrimadas. Es diputado del partido naranja desde el 2012. Ha ejercido durante muchos años de abogado, así que la mordacidad en las comisiones de investigación le viene de oficio. Uno de los momentos más célebres que ha protagonizado en la Cámara catalana fue en el 2013, cuando dijo a la consellera de Ensenyament en un pleno que el lema Una escola, una llengua, un país sólo podían suscribirlo Convergència i Unió y Franco.

¿Sigue pensando lo mismo que le dijo a Irene Rigau? Yo creo que fue una forma de decir que “una lengua, una escuela, un país” es una forma excluyente de plantear las cosas.

En Quebec existe una ley lingüística que pretende proteger el francés. Establece que el francés debe ser la única lengua vehicular en la escuela de infancia, primaria y secundaria, excepto en casos muy concretos. ¿Por qué una ley así, si es consensuada por mayoría en el Parlament, no se debe aplicar en Catalunya para proteger el catalán? Las sentencias del Tribunal Constitucional ya dan a la Generalitat la posibilidad de modular la presencia del catalán como lengua vehicular cuando exista un desequilibrio. Existe la posibilidad de que en las zonas donde la mayor parte de la gente sea castellanoparlante se dé un mayor índice de lengua catalana vehicular. Lo que no se puede hacer, jurídicamente, es excluir de forma absoluta el castellano, y nosotros lo vemos bien. Además nosotros proponemos un sistema trilingüe castellano-catalán-inglés, que es el que tienen las escuelas de élite que valen 1.000 euros al mes.

El blindaje lingüístico es una de las promesas que hacía Pedro Sánchez para Catalunya en una eventual reforma constitucional. Nosotros estamos en contra de las asimetrías. ¿Cuál es la justificación intelectual para ese tipo de distingos? ¿Queremos un Estado eficaz, que sirva al ciudadano de forma cercana y a un mejor precio, o más competencias para Catalunya porque es una nación? Nosotros creemos en un Estado que intervenga para redistribuir la riqueza y para garantizar, si se quiere decir así, la felicidad de las personas. Por eso, en el diseño del Estado, no nos vamos a guiar por criterios históricos ni culturales sino por la voluntad de ofrecer un mejor servicio y más barato de las administraciones públicas.

Canadá y Suiza son plurinacionales y asimétricos y son estados que funcionan. Y vosotros en cambio miráis hacia Dinamarca o Alemania, que son mononacionales. Es que no somos tan plurinacionales. De hecho negamos el carácter plurinacional de España. No creemos que Catalunya sea una nación, pero tampoco el País Vasco o Galicia. Nuestra evolución histórica no se parece para nada a la de Suiza y Canadá. En España llevamos 400 años de historia común en la que hemos entremezclado y evolucionado juntos.

El día de la constitución del Parlament fue muy comentada una fotografía que se les sacó sacó sin cantar Els Segadors, en la que Inés Arrimadas miraba para otro lado como si la cosa no fuera con ella. Si me habla de una foto, yo le digo que cualquiera puede torcer en un momento la cara y que le hagan una foto. Eso no tiene valor ninguno. Y respecto a cantar o no el himno: me gusta un país en el que no le pregunten a la gente si ha cantado o no ha cantado el himno.

¿Se lo saben? [Ríe] Sí. Bueno, no lo sé, yo hablo por mí. Sí que me lo sé.

Ustedes en su programa electoral reclaman como prioritario un nuevo modelo de financiación para Catalunya… Para toda España.

Pero ustedes en este Parlament representan a Catalunya. ¿Actuarán de interlocutores con la Moncloa, especialmente si Albert Rivera resulta ser pieza clave en la formación de Gobierno a partir del 20 de diciembre, para defender una mejor financiación en Catalunya? Ciutadans defiende un modelo de financiación suficiente para todas las comunidades autónomas. Pero tenemos muy claro que debemos defender los intereses de nuestra comunidad autónoma. Por eso siempre defenderemos que haya suficiencia en financiación para nuestra comunidad. Pero también para todas las demás.

Si Junts pel Sí y las CUP mantienen su hoja de ruta, ¿habrá un momento en el que ustedes vean legitimada la suspensión de la autonomía? Nosotros proponemos una vía política para resolver el problema de Catalunya. Por una sencilla razón: si hay casi la mitad de catalanes que respaldan el independentismo, es obvio que políticamente hay que intentar convencerlos, igual que ellos intentarán convencernos a nosotros, de que la independencia no es la mejor opción. El Gobierno de España no ha usado la parte política para convencer a los catalanes. Hablando ya de las acciones de los políticos, ningún político puede saltarse la ley.

Imaginemos que es Rivera el presidente del Gobierno en 2012 cuando se empiezan a producir manifestaciones a favor de la independencia. ¿Qué hubiera hecho? Pues cuando Artur Mas fue a Madrid a explicar sus pretensiones en tres idiomas, no reaccionar colgando una nota en la web de la Moncloa. Es decir, contrarrestar políticamente ese órdago que estaba lanzando Artur Mas.

¿Y cuál hubiera sido el mensaje? ¿Qué hubiéran ofrecido a los catalanes? Reformas para que todos aquellos catalanes que dudan de que en España tengan unas mejores oportunidades y un país mejor puedan ver que efectivamente España vale la pena y que juntos tengamos un proyecto común.

Rajoy no ha hecho eso que cree usted que hubiera hecho Rivera. ¿Cómo se contrarresta el problema ahora que ya se ha enquistado y la mitad de los catalanes quieren la independencia? De una manera muy simple. Primero: se ha referido a la mitad pero es menos de la mitad. Ningún grupo puede atribuirse la mayoría de la población catalana para proclamar la independencia ni para hacer los trámites para ir a la independencia porque no tienen el apoyo de la mitad más uno de la población. No lo tienen. Hicieron un plebiscito y lo perdieron. Por lo tanto hay que exigir a todos los políticos que pretenden hacer aquello para lo que ni siquiera están mandatados que no lo hagan y que cumplan la ley. Y segundo: haciendo todo aquello que nunca se ha hecho y que se debió hacer, que es convencer a todos los catalanes de que se puede pertenecer a España con una España despolitizada, que vele por los servicios sociales de todos, que haya una buena sanidad, que tengamos una buena educación… Y que tengamos un proyecto conjunto dentro de Europa.

Si esto no funciona y el independentismo aguanta o sigue creciendo, ¿se ven, con Ciudadanos en el Gobierno de España, pactando un referéndum a la escocesa? No. Nos vemos convenciendo a buena parte de ese 47,8%, con reformas, de que vale la pena seguir unidos. Y créame: cuando gobierne Albert Rivera esto pasará seguro.