Más allá de balas y navajas, los impuestos han sido y siguen siendo un arma política y electoral en Madrid. Tanto que la presidenta y candidato a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, inició la campaña prometiendo la "mayor bajada de impuestos de la historia". De la misma manera, y a contracorriente de La Moncloa, el socialista Ángel Gabilondo se ha comprometido a no tocar la fiscalidad madrileña si consigue gobernar después del 4 de mayo. Hoy mismo, Ayuso ha presentado su "calculadora" de impuestos, que confirma las acusaciones de una fiscalidad para ricos.

Esta calculadora, publicada en su página web de campaña yoconayuso.es, permite calcular cuánto se ahorraría una persona si dejara de pagar impuestos en su comunidad gobernada por el PSOE y lo hiciera en la capital del Estado. Ha cogido como referencia Aragón, Asturias, las Baleares, las Canarias, Castilla-La Mancha, Extremadura, La Rioja y el País Valencià. Y la constatación es evidente: la fiscalidad de Madrid no sólo es baja, sino que tiene poco de progresiva.

Cogiendo el ejemplo de una persona de 30 años, sin hijos, que cobre un sueldo de 30.000 euros brutos anuales. Este individuo, si dejara de pagar el IRPF en el País Valencià y lo hiciera en la Comunidad de Madrid, se ahorraría 129,31 euros, que en porcentaje sería un 5,27%.

En cambio, si esta misma persona cobrara 100.000 euros, el ahorro en Madrid sería de 1.912,65 euros, de un 10,92%. Y si ingresara medio millón de euros anuales, el ahorro sería de 33.383 euros, es decir, del 25,05%. Cuanto más rico sea el contribuyente, más se ahorra en impuestos a la Comunidad de Madrid, tanto en términos absolutos como relativos.

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Las acusaciones de dumping fiscal y competencia desleal contra la capital española se han intensificado durante el último año, y con razón. Tanto es así que que el Gobierno, después de acordarlo con Esquerra Republicana, ha constituido un comité de expertos que analizará la reforma fiscal que plantea La Moncloa. El objetivo declarado es acabar con la guerra fiscal dentro de las fronteras del propio Estado español.

Los impuestos más bajos

Durante la primera semana de campaña electoral, Isabel Díaz Ayuso ya enseñó sus cartas con una promesa: "la mayor bajada de impuestos de la historia". Madrid ha aprovechado el margen autonómico para practicar lo que algunos territorios han denunciado como competencia desleal. Los tipos marginales del IRPF son los más bajos de todo el Estado, pero también presentan una bonificación al 100% del impuesto sobre el patrimonio (es decir, cobra cero euros por este tributo) o un impuesto de sucesiones y donaciones ridículo en términos comparados. Se lo puede permitir, especialmente porque ya se beneficia del efecto capitalidad. Hay quien habla de "dumping fiscal", pero la realidad es que, en términos políticos y electorales, funciona. Sólo hay que ver como, mientras el Gobierno quiere luchar contra la fiscalidad de Madrid, su candidato madrileño Ángel Gabilondo promete no tocar unos impuestos ya muy bajos. Es el mejor reclamo electoral posible.