La ola de bulos difundidos durante la trágica DANA del País Valencià el pasado 29 de octubre agravó la emergencia y socavó la confianza institucional. En concreto, tres de cada cuatro bulos difundidos después de la riada fueron contenidos falsos creados intencionadamente para engañar, y la gran mayoría se difundieron a través de las redes sociales. Además, la mayoría de los mensajes falsos contenían una fuerte carga emocional, diseñada para generar indignación, miedo o rechazo hacia las instituciones. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio sobre la desinformación en esta tragedia elaborado por investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV) y la Universidad Internacional de València (VIVO), que analiza en profundidad cómo la desinformación condicionó la percepción pública de la tragedia y complicó la respuesta institucional.
Crisis informativa
Los investigadores han analizado la crisis informativa que estuvo marcada por la proliferación de bulos, noticias falsas y teorías conspiranoicas durante las semanas posteriores a la DANA, que, según aseguran condicionó la percepción pública de la tragedia y dificultó la respuesta institucional. El estudio ha sido elaborado por el profesor Germán Llorca-Abad, profesor titular del departamento de Comunicación Audiovisual, Documentación e Historia del Arte de la UPV, en colaboración con el profesor Alberto E. López Carrión, de la VIU, y ha estado recientemente publicada en la Revista Mediterránea de Comunicación.
Los autores del estudio analizaron un total de 185 noticias publicadas entre el 28 de octubre y el 17 de noviembre del 2024 en los diarios nacionales y locales con más audiencia. Del total, se identificaron 192 bulos que circularon durante el momento más crítico de la catástrofe. Entre las noticias falsas más destacadas hay la del aparcamiento del centro comercial Bonaire, en Aldaia, donde las informaciones afirmaban que había centenares de cadáveres en el interior de los vehículos sumergidos en el interior. En concreto, esta infomació fue difundida por influencers y personajes mediáticos y tuvieron mucha resonancia en redes sociales como Instagram o TikTok. Además, también se difundieron teorías que culpaban al Gobierno de destruir las presas "construidas por el franquismo", o acusaban a la Aemet de haber ocultado información sobre las lluvias.
Otra de las cuestiones que llama la atención del estudio es que el 28% de los bulos se originaron o difundieron desde entornos periodísticos profesionales, lo cual plantea "serias dudas sobre los filtros editoriales en contextos de crisis", advierte a Germán Llorca. Incluso, algunas de estas informaciones las hicieron periodistas o colaboraciones en programas de televisión. Con todo, los autores destacan el papel de algunos medios que sí que contribuyeron a desmentir falsedades, así como el trabajo de plataformas de verificación como Maldita.es, Newtral o VerificaRTVE.
"Diagonalismo"
Una de las principales novedades de la investigación es que es la aplicación del concepto de "diagonalismo", una estrategia comunicativa que, según los investigadores, fue especialmente visible en esta crisis. En concreto, esta corriente combina discursos de extrema derecha con mensajes que tradicionalmente se vinculan con la izquierda, como la crítica al poder institucional o a las élites. El objetivo de este movimiento es conectar con el malestar ciudadano desde múltiples ángulos ideológicos y aprovechar la incertidumbre para reforzar narrativas de desconfianza. Durante la DANA, esta estrategia se tradujo en ataques al Gobierno, a organismos científicos y a ONG como Cáritas o Cruz Roja. "En situaciones de catástrofe, el descrédito de las instituciones es aprovechado para sembrar el caos informativo y movilizar políticamente a unos ciertos sectores", explica Alberto López-Carrión. Además, los algoritmos de las redes sociales, que priorizan los contenidos más virales y que no tienen que ser las más veraces, favorecieron a su rápida difusión. "Las emociones extremas, como la indignación o el miedo, son las que más interacción generan. Y las fábulas apelan precisamente a estas emociones", exponen a los autores.
Alfabetización mediática
El estudio concluye que es urgente reforzar la alfabetización mediática de la ciudadanía, mejorar los mecanismos institucionales de respuesta informativa y exigir una mayor transparencia y la responsabilidad en las plataformas digitales. Aunque consideran que el Gobierno activó perfiles oficiales en las redes sociales para luchar contra la desinformación, los esfuerzos llegaron tarde y con un alcance limitado. En este sentido, los autores recomiendan protocolos ágiles de comunicación en emergencias y alianzas más efectivas entre instituciones públicas, medios de comunicación y organismos de verificación.
"Combatir los bulos no es solo una cuestión de verdad, es también una cuestión de salud pública y cohesión social", sostienen López-Carrión y Llorca-Abad. Y advierten que "si no se actúa con decisión, la próxima emergencia no solo será climática, sino también informativa".