"¿Cómo va la vida?", ha preguntado Mariano Rajoy a Carles Puigdemont al recibir su supuesta llamada. Ni él mismo ni ningún trabajador de presidencia se han dado cuenta de que esta llamada era una broma del programa El matí i la mare que els va parir de Ràdio Flaixbac y que Puigdemont sólo era un imitador.

Ignorando esto, Rajoy le ha recordado con confianza que “nos conocimos en Girona inaugurando el AVE”, y el fingido president de la Generalitat le ha dicho que "ya tocaba" que hablaran y le ha pedido celebrar una reunión “para empezar con buen pie”, aunque “ya sabemos qué nos diremos”.

“Es para hacerlo oficial”, ha ironizado el falso president, y Rajoy le ha respondido que esta semana es mala porque está el Rey con las consultas con los diferentes partidos políticos, pero le ha propuesto que, “según cómo quede este asunto”, pueden llamarse el lunes 25 para encontrar una fecha. Eso sí, dependerá de si hay investidura o no.

De todos modos, el presidente del Gobierno en funciones parece tener poco trabajo estos días, ya que le ha asegurado que “tengo la agenda muy libre”, y le ha mostrado su disponibilidad para fijar el encuentro —desde el momento en que vuelvan a hablar– para las próximas 24 o 48 horas.

Poca gracia

Aquí se ha acabado la conversación y Rajoy ha conocido la verdad. Después de dos minutos de diálogo, el conductor del programa le ha explicado la broma y le ha reconocido que, seguramente, ellos mismos estaban más sorprendidos que el mismo presidente español porque hubiera "colado" la broma. Rajoy se ha quedado parado y ha espetado que “eso no es serio”.

Hacer bromas con las instituciones “tiene poca gracia”, se ha lamentado más tarde el ministro de Justicia en funciones, Rafael Catalá, que ha añadido que “las relaciones institucionales son un asunto muy serio”. Catalá ha querido rebajar la tensión asegurando que Rajoy “tiene la suficiente cintura y el suficiente sentido del humor para entender este tipo de cuestiones”.