El caso de acoso sexual que comportó la dimisión del conseller de Exteriors, Alfred Bosch, ha sido llevado a una Comisión de Asuntos Institucionales. Cuatro meses después del escándalo que destapó el diario Ara sobre el cese del jefe del gabinete del conseller el pasado mes de enero, Carles Garcias Hernández, por presuntos casos reiterados de acoso sexual a trabajadoras del Departament, Bosch ha analizado la gestión que lideró al frente.

De entrada, ha reiterado lo que ya dijo entonces: "A mí en ningún momento hasta que salió publicado en el diario, no me llega ningún hecho denunciable ni ninguna víctima se pone en contacto conmigo". Y en este sentido, Bosch admite que "es difícil que las víctimas denuncien". Y tal como entonces no se inició un proceso judicial también concluye que pasó lo mismo con "no denunciarlo en el consejo, porque es complicado".

Por todo ello, el exconseller concluye: "No me corresponde contactar con las víctimas, no sé quiénes son". Y con respecto a su responsabilidad como conseller la limita: "A mí lo que me toca es comparecer en esta comisión y modestamente nunca me he aferrado a la silla política". Unas palabras que las ha dado para recordar su dimisión. Es en estos dos aspectos, la dimisión y la Comisión, donde marca su ámbito de responsabilidad pero admite que, en general, "se tendría que haber tenido más sensibilidad".

Otro aspecto que los diputados parlamentarios de la oposición a Esquerra le han reprochado es si la amistad personal que guardaba con Garcias condicionó su acción limitándose a un cese. Bosch ha querido dejar claro que no es así y por eso no se activó el protocolo: "No tenía indicios ni yo ni nadie". Además, ha explicado que lo conocía desde el año 2015 a raíz de la campaña a las elecciones municipales: "Me vino presentado por el partido, él trabajaba para la Área Metropolitana desde la Zona Franca y yo desde el Ayuntamiento de Barcelona". Con respecto a los vínculos y el contacto con Garcias, el exconseller asegura que "no fue intenso" pero estaba contento con el trabajo que hacía porque "iba cumpliendo" y cogió más confianza en el último año en Exteriors.

A pesar de todo, ha admitido "errores de gestión" y "equivocaciones políticas" pero ha asegurado que no se considera "culpable". Más allá de esta Comisión, Bosch ha pedido que el caso llegue "hasta el final" a la vía judicial y ha afirmado que colaborará para que "se restituya la dignidad de las personas afectadas por el caso".