A las puertas de ser el nuevo jefe de la diplomacia europea, el aún ministro de Exteriores Josep Borrell es el centro de una nueva polémica por haber espiado a las delegaciones del Govern –las famosas embajadas catalanas– en el extranjero. Un nuevo escándalo, el enésimo en su año de poder, que ya ha llegado a instancias internacionales y que ha provocado repulsa más allá de los Pirineos. El aún ministro encargó a las embajadas del Reino Unido, Suiza y Alemania informes sobre la actividad de las delegaciones catalanas en estos países para pedir al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) su cierre. 

La noticia se ha propagado por el continente, llegando a ser denunciada en el parlamento de Westminster por el diputado Hywel Williams, que puso el grito en el cielo y avisó de que miembros de la cámara legislativa británica "han sido espiados por agentes" del Gobierno, lo que considera "vergonzoso". No ha sido el único que lo ha denunciado, también lo han hecho varios miembros del parlamento escocés y ha sido noticia destacada en algunos medios del Reino Unido como The Telegraph o The National. Además, el caso todavía puede crecer más después de que el Govern haya enviado cartas a las principales cancillerías europeas para denunciar lo que ya han tachado como Borrellgate. En ellas, se avisa de que "la vigilancia" del ministerio de Exteriores español "puede haber afectado" a sus ciudadanos.

A la espera del exámen del Parlamento Europeo

El nuevo escándalo de Borrell llega a las puertas de su designación como nuevo jefe de la diplomacia europea. Un cargo que hasta ahora ostentaba la italiana Federica Mogherini y que hacía 15 años que no veía un español. Su nombramiento, sin embargo, está pendiente todavía de la validación del Parlamento Europeo. El martes la cámara votará a la nueva presidenta de la Comisión Europea, la alemana Von der Leyen, y será ella la encargada de hacer la propuesta de nuevo gabinete, donde estará el nombre de Borrell. No será, sin embargo, hasta después del verano cuando el aún ministro de Exteriores será examinado y votado.

Borrell, como el resto de candidato a la Comisión Europea, tendrá que asistir a una audiencia ante los eurodiputados que conforman la comisión del ramo, en su caso, la de Exteriores. No está previsto que tenga problemas para superar la prueba, ya que los cargos en la UE están previamente pactados por los países que la conforman y que tienen el apoyo de los grandes partidos de la eurocámara. Sin embargo, el largo historial de Borrell y sus sucesivos escándalos no le auguran una audiencia plácida. Además, hay que recordar que la eurodiputada de ERC y pareja de Raül Romeva, Diana Riba, forma parte de esta comisión.

Trece meses de escándalos

Josep Borrell accedió al cargo de ministro ahora hace un año con una larga sombra de polémicas y escándalos detrás que no ha hecho más que aumentar día a día. Concretamente, trece meses que han dado para mucho. Desde cortar una entrevista en una televisión alemana porque el periodista le pone sobre la mesa encuestas que dicen que la mayoría de españoles quieren reformar la Constitución, hasta crear un auténtico estruendo cuando en un debate dijo que en los EE.UU. no había problemas de integración porque "lo único que hicieron fue matar a cuatro indios".

No por menos chaladas pierden importancia la expulsión o cese de diplomáticos europeos como el delegado del gobierno de Flandes al Estado español o cónsul honorario de Grecia en Barcelona. El primero le retiró el estado de diplomático por unas declaraciones del presidente del Parlamento flamenco donde afirmaba que los presos políticos hacían de España "incapaz de cumplir las condiciones para formar parte de una Europa democrática", mientras que al segundo lo cesó por haber asistido a una manifestación de la Diada.

Borrell, uno de los dos ministros catalanes del ejecutivo de Pedro Sánchez hasta la convocatoria de elecciones del 28-A, ha sido también uno de los más duros e implacables contra el procés catalán a escala internacional. Ha roto relaciones diplomáticas y ha impuesto vetos, ha presionado gobiernos y periodistas extranjeros, y ha hecho una auténtica campaña de propaganda antiindependentista con España Global. Nada que envidiar al anterior gobierno de Mariano Rajoy.

Hará falta ver a partir de ahora cuál es su comportamiento como jefe de la diplomacia europea y cómo gestionará no defender solo los intereses de España, sino también los europeos. Lo que seguro que ya se puede decir a estas alturas es que difícilmente será comparable con Javier Solana, el primero al asumir este cargo, que lo ostentó con elegancia y sin escándalos.