El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha expresado en una entrevista que publica el diario de Munich Süddeutsche, dudas respecto a la posibilidad de que Alemania extradite al president en el exilio, Carles Puigdemont. Borrell reconoce que el proceso de extradición ha entrado en una "zona gris" por las diferentes maneras de interpretar la situación de Puigdemont, entre los actores de la Justicia alemana. De las palabras se desprende que el ministro no da por hecha la extradición, y avanza que respetará la decisión sea cuál sea.

"La Justicia alemana tiene que comprobar si los delitos de los que se acusa a Puigdemont tienen una traducción en el Derecho Penal alemán. El proceso de extradición se encuentra ahora en una zona gris porque se ha visto que incluso los fiscales y los jueces alemanes implicados en el caso tienen opiniones diferentes sobre el asunto. El Gobierno español, naturalmente, aceptará cualquier decisión que tome la Justicia alemana", ha indicado.

De las palabras de Borrell se desprende que no es partidario de recurrir al Tribunal Europeo de Justicia en caso de que se deniegue la extradición, como se había especulado hace meses.

El ministro aprovecha la entrevista en el Süddeutsche, que dedica la segunda mitad a hablar de Catalunya, a hacer una defensa encarnizada de la democracia española, e insiste en que esta es sólida. "Acusar a España de déficit democrático está totalmente infundado. La democracia española ha pasado una tremenda prueba de estrés en los últimos 3 años: elecciones parlamentarias, después de la fallida formación de gobierno; un gobierno minoritario en Madrid, la destitución del gobierno autonómico en Barcelona por violación constitucional, y ahora en Madrid el relevo del gobierno por una moción de censura. A pesar de todas las dificultades, se ha demostrado que los mecanismos democráticos funcionan", añade.

Borrell tilda de "paso adelante" la posibilidad de que se abra un diálogo entre el Gobierno español y el catalán "sin condiciones previas". "Pero claro está que se tiene que respetar la Constitución española. Una declaración unilateral de independencia, tal como aprobó el Parlament catalán por una mayoría estrecha el mes de octubre, tampoco habría sido aceptada en ningún otro país de la UE. Por descontado, tenía que tener consecuencias políticas y legales", asegura.

El ministro aprovecha la acción de Arran de boicotear una conferencia de Sociedad Civil Catalana en la Universitat de Barcelona, que consistía en una conferencia sobre Miguel de Cervantes, para presentarlo como un ataque del independentismo contra el escritor. "En Catalunya hemos visto los primeros actos de resistencia abierta contra las autoridades. Hasta el punto de que los independentistas catalanes quisieron impedir una conferencia en Barcelona contra el gran escritor Miquel de Cervantes", suelta. "Primero tenemos que rebajar la tensión", añade.