El máximo responsable en política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, contradice de repente a su gran aliado, los Estados Unidos, en el conflicto en Ucrania por la geopolítica y las aspiraciones conquistadoras de Rusia. La declaración de intenciones de Borrell ha sido de forma totalmente improvisada, justo a la llegada esta mañana a la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la UE que contará con la participación del secretario americano, Antony Blinken. "No hay que dramatizar", ha sentenciado el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Un Borrell que también ha avisado de que, a diferencia de los Estados Unidos, ellos "no harán lo mismo" y no retirará a las familias de sus diplomáticos en Ucrania: "No conocemos los motivos concretos para esta decisión, esperamos que el señor Blinken lo argumente hoy".

Borrell pide explicaciones al gobierno Biden

El Departamento de Estado de los Estados Unidos anunció el domingo que ordenaba a los familiares de los diplomáticos que abandonaran Ucrania, mientras el presidente norteamericano Joe Biden valoraba las opciones para aumentar los activos militares norteamericanos en la Europa del Este para contrarrestar la acumulación de tropas rusas. La orden, que también permitió a los diplomáticos norteamericanos ubicados en la embajada de la capital ucraniana Kiev marcharse voluntariamente, fue uno de los signos más claros hasta ahora que los funcionarios norteamericanos se están preparando para un movimiento agresivo ruso en la región. Una mirada que parece totalmente contraria a la de Borrell. De hecho, en el llamamiento que este hace a la "no dramatización", también ha servido para puntualizar que actualmente ya están en plenas negociaciones con la Rusia de Vladimir Putin. Las conversaciones que comenta Borrell parecen inexistentes si escuchamos el gobierno de Biden. "La acción militar de Rusia podría llegar en cualquier momento", dijo la embajada de los EE.UU. en un comunicado. Y añaden que los funcionarios "no estarán en condiciones de evacuar a los ciudadanos norteamericanos en esta contingencia, de manera que sus presentes actualmente en Ucrania tendrían que planificarse".

Las tensiones en Ucrania han aumentado desde hace meses después que el Kremlin concentra a unos 100.000 soldados cerca de las fronteras de Ucrania, una acumulación dramática que Occidente dice que es la preparación para una guerra para evitar que Ucrania se uniera a la alianza de seguridad occidental de la OTAN. El Kremlin ha negado repetidamente la planificación de una invasión, pero el ejército ruso ya arrancó una parte del territorio ucraniano cuando se apoderó de Crimea y dio apoyo a las fuerzas separatistas que tomaron el control de gran parte del este de Ucrania hace ocho años. Las divergencias que puedan provocar las palabras de Borrell con su mayor aliado, los Estados Unidos, debilitan un lado y refuerzan la Rusia de Putin. Además, hay que tener en cuenta que los Estados Unidos son un compañero imprescindible para una UE exenta de una política militar potente.

Los Acuerdos de Minsk, suscritos inicialmente en septiembre del 2014 y ampliados en febrero del 2015, estaban llamados a poner fin al conflicto en el este de Ucrania, pero siguen sin haber dado impresión y las partes firmantes se cruzan constantes reproches sobre supuestos incumplimientos. Más de 13.000 personas han muerto víctimas de la guerra según datos de la ONU. La anexión de Crimea, por su parte, ha acabado convirtiéndose en una política de hechos consumados, ya que la península se mantiene dominada por Rusia a pesar de la campaña de presión internacional que encabezó los Estados Unidos. Putin, ha visitado muchas veces esta península para dejar claro que ahora es él quien la controla y no se descarta echar al actual presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y poner a un hombre paja de los intereses de Putin.

Borrell se contradice

Sorprende el cambio de rumbo de Borrell. El pasado 4 de enero, fue él mismo quien viajó hasta Ucrania para transmitir a su gobierno que Bruselas apoya "la soberanía y la integridad territorial". De hecho, quiso tomar partido con el miedo a que Europa quedara marginada del conflicto entre ambas potencias. Si repasamos todavía más la hemeroteca reciente, constatamos que el 9 de enero, el político socialista advirtió que "toda agresión militar adicional contra Ucrania tendría consecuencias masivas y un coste severo", unas palabras que transmitió en un comunicado conjunto con Blinken.

Condena a los antivacunas

En paralelo, Borrell también ha condenado "enérgicamente la destrucción sin sentido y la violencia" en la manifestación anticovid de Bruselas de ayer domingo: "Gracias a las mujeres y los hombres de la Policía Federal belga y su policía por la acción", y ha acompañado el escrito en twitter con una fotografía de esta sede de la UE totalmente destrozada con los vidrios rotos. Las autoridades locales afirman que 50.000 personas participaron de los disturbios donde se vivieron escenas de violencia. Algunos de los asistentes lanzaron proyectiles a la policía, que recurrió a los cañones de agua y al gas lacrimógeno. Precisamente, fue el diario Le Soir quien publicó imágenes de la sede del Servicio Europeo de Acción Exterior, encargada de la diplomacia de la UE, con los cristales rotos que, posteriormente, también ha difundido el mismo Borrell.

 

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