Un nuevo informe confirma el motivo por el cual un joven perdió un ojo durante las manifestaciones postsentencia de los presos políticos en la plaza Urquinaona de Barcelona. Fue por el impacto de una bala de foam, disparada por el cuerpo de los Mossos d'Esquadra, ya que utilizaron este tipo de proyectiles durante los disturbios. Con todo, después de la conclusión del informe del Instituto de Medicina Legal de Catalunya, no hay ningún agente del cuerpo imputado. El caso lo investiga el juzgado de instrucción número 7 de Barcelona.

Este documento constata la relación entre las lesiones del ojo izquierdo del manifestante, un chico extutelado que acababa de cumplir 18 años, y el impacto a gran velocidad de un proyectil de espuma de viscoelástica de 40 milímetros de diámetro, más conocidas como balas de foam. El chico, que fue atendido de urgencia en el Hospital de Sant Pau, ha recibido ayuda psicológica desde el día del incidente en que perdió el ojo izquierdo. Según explica el informe y recoge eldiario.es, el joven tiene, desde entonces, "sentimientos de vacío y creencia de tener pocas expectativas de futuro a raíz de la pérdida del ojo".

19 agentes

Con el estudio forense se aclara una de las incógnitas principales del caso: si el impacto que había provocado la pérdida del ojo era de una bala de goma —es decir, de la Policía Nacional, o de foam —de los agentes de los Mossos d'Esquadra—. Irídia, el centro que representa al joven quiere conseguir que la Generalitat reconozca que uno de sus agentes fue el culpable de la agresión, y por lo tanto, indemnice al chico. Esta entidad de apoyo jurídico hace tiempo que pide que se retiren los proyectiles de foam en las intervenciones de orden público de los Mossos, tal como ya se hizo con los de goma.

El chico tuvo que permanecer un mes ingresado en el hospital y se ha tenido que someter a dos operaciones. Ahora, su abogada Anaïs Franquesa cree que su caso ha manifestado "una vez más" que los mecanismos de los Mossos no funcionan. La policía catalana informó al juez de que hasta 19 agentes se encontraban en la zona cuando el joven fue mutilado, hecho que dificulta mucho poder saber quién lo disparó. La abogada cree así, que será difícil que la causa penal, que exige individualizar las acciones presuntamente delictivas, avance.

Otros casos

La víctima tiene derecho a reclamar una indemnización a la Generalitat, aunque se cierre la vía penal y el agente concreto que disparó la víctima salga impune. Este caso se puede repetir en el de otra chica representada por Irídia que también resultó herida por un proyectil de foam el mismo día, en su caso en la cabeza y que le provocó la pérdida de audición en una oreja y un diagnóstico de epilepsia crónica. Las dos secuelas tienen efectos inevitables en la vida social y laboral de la joven.

Por otra parte, el joven que perdió un ojo por un proyectil de foam en las protestas convocadas por Tsunami Democràtic en el aeropuerto del Prat el día de la sentencia, el 14 de octubre de 2019, también podrá interponer una denuncia a Interior. En su caso, como en los dos anteriores, también se ha aclarado que fueron los Mossos quienes dispararon la bala, pero ninguno de los tres agentes investigados reconoció ser el autor. Por eso, se archivó su caso.

Prohibir los proyectiles de foam

Este año, una decena de personas mutiladas de un ojo por la policía han reclamado en un vídeo acabar con la "impunidad policial" y prohibir los proyectiles de foam y las balas de goma, que siguen siendo utilizadas por la policía española aunque el Parlament las prohibió en 2014. El vídeo, que explica que desde 2001 ya son 14 las personas que han perdido un ojo a causa de los proyectiles disparados por los agentes antidisturbios, cuenta con el testimonio de personas destacadas como Roger Español o Ester Quintana.

A raíz del caso de una joven que perdió un ojo en las protestas contra el encarcelamiento de Pablo Hásel en febrero de este 2021, el síndico de Greuges pidió información a los Mossos sobre el uso de las balas de foam y abrió una actuación de oficio a partir de su caso.

En la imagen principal, dispositivo de los Mossos en los disturbios en Urquinaona / Sergi Alcàzar