José María Aznar en estado puro y elevado a la máxima potencia. Literalmente desencadenado. Así se ha presentado ante el congreso del PP que hasta su aterrizaje discurría plácidamente bajo la batuta el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, en el papel de presidente de la cumbre. Aznar ha cargado contra el PSOE y contra Pedro Sánchez, para quien ha pronosticado directamente la prisión, y se ha encendido al referirse a los pactos del gobierno español con Bildu y con el independentismo catalán, y al hablar sobre las negociaciones en Waterloo, Suiza o en Lledoners y al evocar la amnistía. Sin freno, con el habitual tono anodino, pero con una furia indisimulada hasta el punto que al acabar ha confesado la sensación satisfactoria que le ha provocado desembuchar sus reflexiones. "Tengo que decir que eso es lo que quería decir. Y tengo que decir que después de decir lo que quería decir me he quedado bastante a gusto", ha asegurado ante un auditorio mareado como si acabara de bajar de una inesperada atracción de montaña rusa, tras escuchar la intensa intervención de 30 minutos de su antiguo líder.

El PP ha querido situar la presencia de sus dos expresidentes, Aznar y Mariano Rajoy, en la cumbre que este viernes empieza en el Ifema de Madrid como una demostración de cohesión, en contraste con un PSOE en que Felipe González no ha dudado a situarse al frente de la manifestación para reclamar la marcha de Pedro Sánchez y cargar contra los acuerdos con el independentismo. La cita ha propiciado incluso que Alberto Núñez Feijóo, que hoy no tenía que hablar, tomara la palabra para subrayar que la presencia de los expresidentes ilustra la unidad del partido y el orgullo hacia sus referentes.

La prisión, su ambiente

Y nadie puede negar que Aznar ha hecho su papel. Después de responsabilizar al PSOE de arrastrar a España a la situación en que se encuentra porque se han dedicado a "mentir mucho y robar mucho", el expresidente ha ventilado las negociaciones en Lledoners y en Waterloo y los acuerdos con Bildu y ha sentenciado: "Si negocias los presupuestos en una prisión, te asocias con presidiarios y pactas una amnistía con delincuentes, no te extrañe acabar en la prisión, porque es tu ambiente". Tan pronto como ha acabado su sentencia se ha pasado la mano por el cabello repeinado para constatar que no se habían movido del sitio a pesar del envite, y acto seguido ha rematado: "El cambio urgente en España significa que los delincuentes dejen de estar en los despachos y pasen en la prisión para que la ley se les aplique".

De hecho, Sánchez se ha convertido en una de las estrellas de la cumbre, que tiene como principal objetivo posicionar a Feijóo en el disparador para intentar una nueva -y seguramente última- oportunidad de llegar a la Moncloa. La presencia de Sánchez es tan contundente que en la parada que las Nuevas Generaciones han plantado en la antesala del Congreso y donde se estampan camisetas con frases inmortalizadas por Rajoy tipo "muy españoles y mucho españoles" quien se ha llevado la palma es el "bueno son las cinco y no he comido" con que el presidente español cerró la rueda de prensa que protagonizó después de estallar el caso Santos Cerdán.

Llamada a votantes de PSOE y Vox

Pero esta tarde, Aznar, que se ha presentado con camisa blanca y una chaqueta clara de lino arremangada, ha reclamado también su momento de gloria. El expresidente ha llamado a defender la unidad de España y ha advertido que nadie tenga la osadía de poner la mano en el fuego para decir que el PSOE no ofrecerá a cambio del poder el derecho a la autodeterminación. "Yo digo que faltarán vendas para tantos quemados como habrá", ha advertido.

Todo ello ha sido para dejar claro que el PP no tendrá bastante con ganar las elecciones, sino que hace falta ganar una investidura, por lo cual ha exigido a su partido que han de ser "claros". "Tenemos que concentrar en nuestras siglas la confianza de una mayoría amplia a derecha e izquierda para conseguir un objetivo que supera estas siglas", ha recomendado en una apelación directa a los votantes del PSOE preocupados por la unidad de España, pero también a los votantes conservadores que han marchado a Vox.

Rajoy se saca la espina de la "moción"

La intervención de Mariano Rajoy después del festival de fuegos artificiales que Aznar se ha sacado del bolsillo ha parecido especialmente anodina. Lo que sí que ha hecho Rajoy, aparte de insistir en que el origen de todos los males ha sido la amnistía, ha sido sacarse la espina de la moción de censura que lo apartó del gobierno después del caso Gürtel. Ha recordado que advirtió a Sánchez en una de sus últimas intervenciones en el Congreso que "para dar lecciones se tiene que estar muy seguro, si no, mejor callar". "Pues, no estaban entonces ni ahora para dar lecciones. Aquella moción fue el primer acto del Frankenstein y de todo el deterioro que vivimos hasta ahora", ha remachado evocando la censura que lo apartó de la presidencia y que no ha citado por su nombre.

El resto del primer día de congreso, no ha tenido demasiada historia. La madrileña Isabel Díaz Ayuso, exhibiendo la sonrisa más inexpresiva posible, se ha mantenido al lado de Feijóo -en el sentido que estaba sentada al lado, sin más interpretación política- hasta que han llegado los expresidentes. Ayuso se ha entretenido en la parada montada con fresas de Aranjuez que evoca su popular inclinación por comer fruta. Entre las actividades de la jornada, una conversación protagonizada por el tío y exentrenador de Rafa Nadal, Toni Nadal, con tono de manual de autoayuda conservador que, no obstante, ha servido para explicar a los congresistas populares que en Mallorca se habla catalán y no mallorquín.

Mañana, la segunda jornada de la cumbre popular tendrá que disputar el protagonismo con el comité federal del PSOE. Madrid quema este fin de semana.