Todo empezó en Andalucía ahora hace medio año. El Partido Popular y Ciudadanos llegaban al Palau de San Telmo gracias a los votos de la extrema derecha de Vox. En aquel momento ya prometieron exportar la llamada vía andaluza al resto del Estado. Medio año después, la profecía se ha empezado a cumplir con Madrid, la capital, como epicentro. El esquema del nuevo trifachito es muy parecido al anterior, pero con una sustancial variación: los ultras pasan de ser el apoyo externo a ser parte activa de los nuevos gobiernos. Con la plaza de Cibeles en manos de la plaza de Colón, las victorias socialistas han vuelto a ser agridulces. Y todavía faltan los gobiernos autonómicos.

Ha costado sangre, sudor y lágrimas llegar hasta aquí. Han sido muchas horas de negociación. No fue hasta este viernes, sobre las diez y media de la noche, que el nuevo alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida (PP) y la nueva vicealcaldesa Begoña Villacís (Cs) comparecían para anunciar el acuerdo. Pero la realidad es que todavía no podían cantar victoria. Faltaban los votos imprescindibles de Vox, que los populares acabaron de atar ya muy entrada la madrugada. "El pacto establece que Vox obtendrá concejalías de gobierno en proporción a sus resultados en cada localidad", aseguran los ultras. En el caso de la capital española, se les podría conceder presidencias de juntas de distrito. Sus cuatro votos eran imprescindibles para la investidura.

Además de la alcaldía de Madrid, el nuevo banco de pruebas de las tres derechas, el trifachito también se ha quedado con otra "alcaldía del cambio", la de Zaragoza, la quinta mayor ciudad del Estado. Lo mismo ha pasado en ciudades como Granada, Córdoba, Badajoz, Santander o Almería. En otros lugares, como Burgos, ha acabado fallando in extremis, porque los dos concejales de Vox se han negado a investir al candidato de Ciudadanos. También se ha frustrado en Huesca, por un misterioso voto en blanco. Pero el PP ya ha anunciado que presentará mociones de censura en los dos consistorios.

El acuerdo entre el PP y Vox en el Ayuntamiento de Madrid, que contiene 81 medidas, es una declaración de intenciones. Allí donde el pacto con Ciudadanos habla de "violencia machista", el de los populares con los ultras habla de "violencia intrafamiliar". También se comprometen a aprobar medidas contra los manteros, los okupas o la supuesta suciedad de las calles de Madrid. Quieren poner fin a Madrid Central y recuperar el "sueño olímpico". Todo dotando de más poder a la Policía Municipal. Ahora, como el resto de ayuntamientos de las tres derechas, habrá que ver qué cargos de responsabilidad acaba consiguiendo la formación de Santiago Abascal.

La semana empezaba con la reunión privada entre Ignacio Aguado (Cs) y Rocío Monasterio (Vox), a pesar del veto del partido de Albert Rivera. Ha continuado con la constitución de las Mesas de los parlamentos autonómicos de Madrid y Murcia, donde las derechas se han puesto de acuerdo. Después ha venido el documento de los presupuestos andaluces, con los tres logos. Hoy ha sido el turno de los ayuntamientos. Y todavía quedan varias comunidades autónomas en juego. La vía andaluza se ha exportado por todo el Estado y la extrema derecha ha empezado a tocar poder.

joan ribo valencia - efe

La debacle de Podemos, confirmada

La jornada de constitución de los ayuntamientos ha servido para confirmar la debacle del espacio de Podemos en el que hasta ahora era su único feudo: los ayuntamientos. Hace cuatro años, consiguió llegar al poder de cuatro de las cinco ciudades más pobladas del Estado español: Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza. Hoy sólo conserva Barcelona con Ada Colau, gracias a los votos imprescindibles de Manuel Valls. Valencia sigue en manos de Joan Ribó, de Compromiso, pero Podemos se quedó sin representación el 26-M. Sólo conserva alguna alcaldía menor, como Cádiz con José María González Kichi, curiosamente uno de los más alejados de la cúpula estatal de la formación.

Los malabares de Ciudadanos

"Sus intentos por esconderlo ya no engañan a nadie". En estos términos se expresa Le Monde este jueves, en un artículo duro que analizaba la estrategia del partido de Albert Rivera de pactos con Vox. Al día siguiente, este viernes, el tirón de orejas llegaba desde el Palacio del Elíseo, desde donde el partido de Emmanuel Macron le reclamaba que abandonara los acuerdos con la extrema derecha. Ciudadanos sigue diciendo que sólo firma acuerdos con el PP, pero ni siquiera eso es realidad después del documento andaluz con los tres logos. Y sin que los ultras tengan todavía las carteras de los nuevos gobiernos municipales y autonómicos.

casado ayuso almeida - efe

Comunidades en juego

Una vez constituidos los ayuntamientos, quedará por ver cómo queda el mapa autonómico. Los primeros escenarios serán la misma Comunidad de Madrid y Murcia, donde después de constituir sus Mesas todo apunta que también seguirán el mismo camino que los ayuntamientos. Más complicado es de predecir lo que pasará en la Comunidad Foral de Navarra, donde los socialistas tienen la llave, o Aragón, donde la tienen los partidos regionalistas. Pablo Casado ha proclamado este sábado desde la plaza de Cibeles que "hoy ha empezado el cambio".