El diario The New York Times ha publicado un artículo del periodista Alberto Letona, en su edición en castellano, que pronostica que la monarquía española "se marchitará irremediablemente" si no hace nada y se limita al exilio de Juan Carlos I. El artículo reclama abiertamente una reforma de la Constitución de 1978.

"Hay un temor bastante extendido en la sociedad española más conservadora de que el cambio constitucional pueda abrir la caja de Pandora y rompa los consensos imprescindibles para la convivencia. No obstante, sin el oxígeno de los cambios constitucionales la monarquía se marchitará irremediablemente en futuro próximo", señala.

El artículo se muestra convencido de que el Estado español se aproxima a una nueva era. "Ahora se acerca un nuevo tiempo: Felipe VI se verá libre de la sombra de su padre y podrá decidir sus pasos con más libertad. Lo prioritario tendría que ser cambiar la Constitución, piedra angular del sistema jurídico español, y que hasta ahora, excepto en un par de ocasiones, ambas propiciadas por la Unión Europea, ha quedado inamovible desde su aprobación en 1978. La medida será una prueba de fuego necesaria que requiere de valor y visión por parte de Felipe VI", señala.

The new york times

Añade que el exilio de Juan Carlos I era la única salida viable después de los escándalos que han aparecido, y afirma que el gran error ha sido la inviolabilidad jurídica del monarca. "La inviolabilidad jurídica el rey sustentada en la Constitución ha supuesto la falta de escrutinio por parte de los medios y de la clase política durante más de cuatro décadas. Ha sido un grave error. Los "negocios" de Juan Carlos I: aparentes comisiones de jeques árabes, regalos costosos de otros monarcas y la ocultación de una parte de los bienes al fisco ha sido el resultado de hacer la vista gorda con su majestad. Su mismo yerno, Iñaki Urdangain, está sentenciado a casi seis años de prisión por delitos fiscales, prevaricación, fraude y tráfico de influencias", apunta.

Según el artículo, Juan Carlos I no es el único culpable en España de lo que le ha pasado a su monarquía. "La responsabilidad no es exclusiva del antiguo monarca, los políticos de diferentes partidos, los cortesanos y los mismos medios de comunicación miraban hacia otro lado con la excusa de que la monarquía se tenía que asentar y fortalecer para encarar un tiempo menos traumático que el de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975). La transición entre el fin de la dictadura y la llegada de la democracia fue una época de relativa bonanza económica y modernización de país que sirvió también como gran alfombra para guardar las inmundicias de un régimen dictatorial y corrupto", señala.

El texto apunta que Juan Carlos tuvo "esquinas no bien iluminadas", y sitúa entre ellas "su papel en el intento de golpe de Estado de 1981", que "no se ha aclarado nunca lo suficiente". "Algunos analistas creen que el monarca incitó de alguna manera el golpe", indica.