La ministra, Margaria Robles, ha quedado situada en la diana del independentismo después de la intervención que ha protagonizado esta mañana en el Congreso de los diputados en que ha justificado el espionaje contra políticos y activistas. El president, Pere Aragonès, ha pedido su cabeza ante el pleno del Parlament después de días en que el Gobierno pedía que se asumieran responsabilidades sin señalar a nadie concreto. "La ministra tiene que asumir responsabilidades, lo tiene que hacer porque el CNI estaba bajo su responsabilidad, si no lo sabía por incompetente y si lo sabía para actuar vulnerando los principios democráticos más básicos", ha denunciado Aragonès durante la sesión de control al Govern y después de que el escándalo por el espionaje contra el independentismo protagonizara en el Congreso de los diputados las preguntas al presidente Pedro Sánchez y a la ministra de Defensa,

"¿Qué tiene que hacer un Estado cuando alguien vulnera la Constitución? ¿Qué tiene que hacer cuando se declara la independencia o anima desórdenes públicos?", había interrogado la ministra de Defensa ante el Congreso en respuesta a la pregunta que le había planteado la cupaire Mireia Vehí y asumiendo implícitamente la existencia del espionaje. Estas palabras han provocado los reproches de los grupos independentistas en la Cámara catalana, desde la cupaire Eulàlia Reguant, que ha tildado a Robles de "guardiana de las cloacas del Estado", hasta los presidentes de los grupos de Junts, Albert Batet, y de ERC, Josep Maria Jové.

"Hoy hemos visto unas declaraciones de una ministra de Defensa que la incapacita políticamente para seguir en este cargo y para gestionar el que se el peor escándalo de espionaje de las últimas décadas", ha advertido Aragonès en respuesta a la pregunta de ERC sobre este tema.

 

El president ha tildado las palabras de Robles de insultantes y extremadamente graves. "Porque defendemos lo que defendemos hay vía libre para entrar en nuestras vidas, para vulnerar nuestra intimidad. No sólo con la vulneración que provoca individualmente, que en una democracia se tendría que defender, sino porque eso provoca una vulneración clara de la integridad de las instituciones de Catalunya, de su Parlament", ha denunciado Aragonès, que ha advertido que "cuando un diputado es espiado no puede hacer correctamente su tarea, cuando un president es espiado no puede defender los intereses de Catalunya".

El president ha insistido en reclamar que el gobierno Sánchez vaya hasta el final, que reforme la ley de secretos oficiales -"que es preconstitucional y franquista", ha reprochado-; que se entregue al Govern los contratos entre el CNI y NSO, responsable del programa Pegasus; y que se asuman responsabilidades. "La ministra de defensa tiene que asumir responsabilidades y si ella no lo quiere hacer que le hagan asumir responsabilidades porque hay un presidente español que le otorgó la confianza", ha reclamado.

Illa defiende Robles

Sólo el presidente del grupo del PSC, Salvador Illa, ha salido en defensa de la ministra. "Conozco a Margarita Robles y sé de su inequívoco compromiso con la defensa del estado de derecho", ha asegurado el dirigente socialista que ha negado que nadie del gobierno socialista tenga nada que ver con el espionaje y ha emplazado al gobierno catalán a no optar por una política de obstruccionismo hacia el ejecutivo de Sánchez.

"¿Somos lo bastante buenos para apoyar políticas del gobierno y lo bastante malos para ser espiados?", ha replicado Aragonès a Illa, después de reprochar que la reacción política del Gobierno español es "absolutamente insuficiente" y que Robles ha bombardeado cualquier posibilidad de entendimiento.

El pleno de la Cámara había empezado con la expulsión del diputado de Cs Matías Alonso a raíz de las protestas por la lectura de una declaración de la Junta de Portavoces contra el espionaje al independentismo.

El escándalo por el espionaje se puso en marcha el lunes de la semana pasada cuando The New Yorker y Citizen Lab hicieron públicos los informes sobre el seguimiento a políticos, abogados y periodistas. Después de que el domingo, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, viajó a Barcelona para intentar rebajar la tensión, el Govern dejó claro ayer que restringía al mínimo las relaciones con el Estado mientras el gobierno de Pedro Sánchez no facilite toda la información y mientras no haya una asunción de responsabilidades por este caso.