El president Pere Aragonès comparecerá el miércoles que viene ante el Parlamento de Catalunya. Lo hará, como es preceptivo, para dar explicaciones de la remodelación del Govern de la Generalitat, marcada por la salida de Junts per Catalunya y la entrada de exdirigentes de otros espacios políticos, como el PSC catalanista (Joaquim Nadal), la antigua Convergència (Carles Campuzano) y la órbita de los comunes (Gemma Ubasart). Un ejecutivo monocolor de ERC que, hoy por hoy, también está en minoría parlamentaria: sólo le dan apoyo los 33 diputados republicanos en la cámara catalana. El resto, de momento, continúa en una oposición frontal, también Junts y la CUP.

De esta manera, el pleno de la semana que viene arrancará el miércoles, a las nueve de la mañana, con la comparecencia del president de la Generalitat para rendir cuentas de la nueva composición del Govern de Catalunya. Según fuentes parlamentarias, la previsión es que el jefe de Govern comparezca durante media hora y, con el debate con los grupos (que tendrán diez minutos cada uno), se alargue durante dos horas. A las once empezaría la sesión de control al Govern y al president. El pleno finalizará el viernes por la mañana, después de diez interpelaciones y siete mociones.

Hoy por hoy, el president Aragonès tiene el terreno en contra. Lo tiene por parte del independentismo. Junts per Catalunya le sigue reclamando una cuestión de confianza o la convocatoria de elecciones, negando la "legitimidad" del nuevo ejecutivo, mientras la CUP hace tiempo que se sitúa en una oposición frontal. Los comunes también advierten que el nuevo ejecutivo no cuenta con los números y que tendrá que conformar una "mayoría progresista" que incluya al PSC.

Presupuestos, primero de muchos obstáculos

Los presupuestos, que ahora pilotará la consellera Natàlia Mas, serán la primera prueba de fuego del nuevo Govern. Hoy por hoy, en las cuentas no le salen los números. Su aprobación pasará necesariamente por el concurso de Junts per Catalunya o del PSC, los dos grandes grupos de la cámara aparte de ERC. Los exsocios de los republicanos de momento se han situado en una oposición frontal al nuevo ejecutivo en solitario. Y los socialistas alargan la mano para "acuerdos puntuales", como los presupuestos, pero los republicanos rechazan esta mano tendida argumentando que no están comprometidos en el fin de la represión. Por eso ya se están planteando escenarios que parecían inverosímiles hace poco días, como una prórroga presupuestaria. Pero vendrán otros desafíos, como la mesa de diálogo. En estos momentos se avista una carrera de obstáculos. En este contexto han tomado posesión, este martes a las nueve de la mañana, los nuevos consellers del Govern, que ya se han puesto a trabajar inmediatamente, con la primera reunión del nuevo Consell Executiu a las diez.

Tensión en la Junta

La ruptura del Govern de coalición entre Esquerra Republicana y Junts per Catalunya ha provocado un terremoto que se ha hecho notar más allá de las paredes del Palau de la Generalitat. Este martes ha tenido lugar en el Parlament la primera reunión de la Junta de Portavoces después del divorcio y ha sido tensa. El motivo de conflicto ha sido la ley audiovisual, que separa a los dos exsocios y que finalmente ha sido incluida en el orden del día del pleno de la próxima semana. Fuentes de Junts per Catalunya aseguran que allí se ha visto claramente que ERC lo ha intentado impedir pero estaba en clara minoría, con el resto de grupos en contra. Estas fuentes describen un ambiente de “nerviosismo”, con la vicepresidenta Alba Vergés “perdiendo los papeles”. Desde el equipo de Vergés desmienten "ninguna tensión con Junts y menos por la ley audiovisual". El único momento de tensión, indican, ha sido cuando la extrema derecha de Vox ha intentado presentar una iniciativa que no ha contado con suficiente apoyo "y ha hecho la típica pataleta".