El diario Süddeutsche, considerado el segundo en importancia de Alemania, ha cargado contra el ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Borrell, por su rabieta en el canal internacional de la televisión alemana, cuando abandonó el plató porque no le gustaban las preguntas.

El rotativo afirma abiertamente que Borrell "perdió los papeles" durante la entrevista, y relaciona eso con los "nervios" que en su opinión se extienden por el poder político-judicial español. Relaciona con este estado de nervios que se haya prohibido a TV3, y también a Betevé, utilizar las expresiones "presos políticos" y "exilio".

"Recientemente, el ministro español de Asuntos Exteriores ha perdido los papeles en una entrevista. El  grado de nerviosismo en la disputa entre Madrid y Barcelona se ha puesto de manifiesto en la entrevista, en el programa  en inglés de la Deutsche Welle. El expresidente del Parlamento Europeo es catalán, pero un decidido contrario a los independentistas. El entrevistador le ha preguntado por qué Madrid no permitía un referéndum sobre la independencia en Catalunya, si el 70% de los electores de la comunidad lo reclaman, incluso muchos de ellos contrarios a la secesión. Los tres partidos independentistas sumados consiguieron sólo el 47% de los votos en las últimas elecciones autonómicas de 2017", añade.

Süddeutsche

El diario titula el reportaje con el significativo título de "Dónde están de los nervios", y relaciona con este estado inquieto de la política española la decisión de prohibir las pancartas de apoyo a los presos políticos y exiliados, y la de censurar expresiones en los medios de comunicación públicos. Süddeutsche considera que todo ello está impidiendo la intención del gobierno de Pedro Sánchez de poner sordina a la cuestión catalana durante la campaña de las generales.

"El plan de las autoridades centrales de Madrid de mantener el tema lo más reducido posible ha sido del todo erróneo", ha indicado Süddeutsche. Recuerda que PP y Cs no siguen esta estrategia, y que al Govern catalán ya le va bien. Por no hablar del incontrolable Borrell.