El espionaje cibernético se ha convertido en la nueva arma para combatir la disidencia. Miles de dirigentes mundiales, figuras políticas, activistas de derechos humanos y periodistas de decenas de países han sido víctimas de Pegasus, el software de vigilancia de la empresa israelí NSO Group que, entre otros, se ha usado para controlar los movimientos de varios líderes independentistas catalanes.

Una investigación promovida por una ONG de medios de comunicación ha aportado nuevos datos que revelan "abusos sistemáticos y violaciones de derechos humanos generalizadas". Amnistía Internacional, que es quien aporta el soporte técnico para llegar al fondo de la trama, denuncia en un comunicado que "la absoluta falta de regulación" existente "ha dado lugar a una especie de Salvaje Oeste de ataques y abusos generalizados contra activistas y periodistas". Son declaraciones de Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

Por eso, la organización exige que "hasta que esta empresa y la industria en su conjunto puedan demostrar que son capaces de respetar los derechos humanos, se tiene que suspender con carácter inmediato la exportación, venta, transferencia y uso de tecnología de vigilancia".

NSO y sus excusas

En el centro de esta investigación se encuentra el software espía Pegasus de NSO Group que, una vez instalado en el teléfono de las víctimas, proporciona al atacante acceso total a los mensajes, correos electrónicos, elementos multimedia, micrófono, cámara, llamadas y contactos del teléfono.

La empresa en cuestión ha negado las denuncias, pero a Amnistía Internacional no le basta. "NSO Group no ha tomado las medidas adecuadas para poner fin al uso de sus herramientas para la vigilancia selectiva ilegítima de activistas y periodistas, aunque sabía, o habría tenido que saber, que se estaba produciendo".

El técnico del Laboratorio sobre Seguridad de Amnistía Internacional es contundente en sus conclusiones. "NSO afirma que su programario espía es indetectable y sólo se utiliza en investigaciones penales legítimas. Ahora proporcionamos pruebas irrefutables de que se trata de una falsedad absurda", asegura Etienne Maynier. 

Una industria fuera de control

La ONG constata que la falta de regulación en esta materia ha sido una autopista sin peajes para Pegasus. Con los nuevos datos que publicarán la semana que viene confían que los gobiernos se convenzan de la necesidad de reformar "una industria de la vigilancia que está fuera de control". 

En la imagen principal, una pantalla con datos. / Pixabay