La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil se ha vuelto a situar en el centro de la polémica esta semana a raíz de la publicación de unos audios en los que la fontanera del PSOE, Leire Díez, maniobraba para conseguir información comprometedora del teniente coronel de la UCO, Antonio Balas. En medio de esta polémica este martes, Rafael Pérez, secretario de Estado de Seguridad y número dos de Fernando Grande-Marlaska, comunicó al ministro del Interior su decisión de dejar el cargo por “motivos personales”. Pérez formaba parte del equipo de Marlaska desde su llegada al ministerio en 2018, primero como jefe de gabinete del ministro y desde 2020 como secretario de Estado de Seguridad. Esta salida llega en un momento de máxima tensión entre Marlaska y la UCO, que para situar su origen nos tenemos que trasladar a 2018. Después de asumir la cartera de Interior, el ministro destituyó “por falta de confianza” a quien era al responsable de la lucha contra la corrupción en la Guardia Civil, el coronel Manuel Sánchez Corbí. A pesar de su salida, muchos de sus compañeros que lo habían acompañado en grandes investigaciones como el caso Lezo, Taula o Púnica, siguen con cargos importantes dentro del cuerpo.
Crisis en la Guardia Civil
En la Guardia Civil, Marlaska es donde ha encontrado los grandes conflictos. Desde su llegada al Ministerio, hace 7 años, ha sumado cinco directores en el cuerpo. Empezó con Félix Azón, que fue destituido un año y medio después, para colocar a María Gámez. 3 años después de ocupar el cargo, dimitió por un caso judicial que salpicaba a su marido, cuando ya le pedían responsabilidades a Marlaska. La sucedió Mercedes González, con un claro perfil político socialista, pero que también acabó dimitiendo solo 1 año después, antes de las elecciones generales del 2023 para colocarla en las listas electorales del PSOE. Quien hasta el momento era director de Protección Civil, Leonardo Marcos, ocupó el cargo de forma interina, que se alargó solo 1 año porque también dimitió por “motivos personales”. El cargo lo volvió a ocupar Mercedes González, que está actualmente al frente del Instituto Armado, hasta que finalmente lo ocupó Rafael Yuste.
El malestar entre el núcleo duro de Marlaska y la UCO es cada vez mayor, a pesar de que, en los últimos días, Marlaska ha defendido públicamente la tarea del actual jefe de la UCO, Rafael Yuste. Gran parte del malestar viene derivado de las continuas filtraciones a los medios de comunicación sobre investigaciones que la unidad tiene en marcha. Desde hace meses, la sombra de la duda está sobre la UCO por el no hallazgo de información de interés en el móvil que fue confiscado al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. En cambio, según señala La Vanguardia, entre los agentes de la Guardia Civil existe la idea de que el PSOE pretende desprestigiar la UCO en su intento de demostrar que el Gobierno está perseguido judicialmente por cuestiones ideológicas. Desde las asociaciones del cuerpo elevan el tono. El sindicato mayoritario, Jucil, ha acusado a Marlaska de realizar una “purga sistemática” desde su llegada al Ministerio y ha mencionado a todas las personas que se han caído: Manuel Sánchez Corbí, Manuel Pérez de los Cobos y Laurentino Ceña. En un comunicado, han denunciado que “en los últimos años hemos asistido a una serie de ceses y presiones dirigidas a desmantelar la capacidad operativa de la UCO”. Todo apunta que no vendrán semanas fáciles para Marlaska y lejos de rebajarse la tensión, la relación entre ministro y Guardia Civil todavía se podría tensar más.