La crisis que atraviesan los embalses de Catalunya y del conjunto del Estado ha recuperado el debate sobre el uso y la gestión del agua y ha abierto la puerta a nuevas formas de tener reservas hidráulicas suficientes en el futuro, que se prevé marcado por sequías más duras y recurrentes. Es el caso del reutilización del agua, que —aunque pueda sonar impactante— permite convertir el agua de la cloaca en agua potable y apta para el consumo.

Cuando menos, es lo que sostiene el divulgador ambiental e impulsor de la asociación SOS Sequía, José Luis Gallego. "¿Podemos beber agua de cloaca? Pues sí", cuenta en una conversación con El Nacional. Para este experto, la solución pasa por lo que se conoce como la reutilización de agua, que no es lo mismo que la depuración. "Los residuos son recursos, como ocurre con los desechos", sostiene.

Agua reutilizada

La reutilización consiste en depurar el agua contaminada para luego remontarla a través de un circuito que sube río arriba y luego volver a incorporarla al río. Posteriormente, este agua vuelve a pasar por la depuradora, como ya ocurre ahora antes de que llegue a las casas. Según expone, el sistema permitiría mantener la salubridad del agua y un abastecimiento "ilimitado" creando un ciclo del agua. 

Tras las importantes sequías de 2005 y 2008, en Catalunya se optó por la prevención y se construyó una desaladora en El Prat de Llobregat por 230 millones de euros que se añadió a otra ya existente en Tordera con la previsión de crisis futuras, como la actual. El problema principal es que poner este proceso al máximo rendimiento es mucho más caro que otras opciones. Buena prueba es que la desaladora del Prat nunca ha podido funcionar a su máximo rendimiento. En este sentido, Gallego lamenta que las autoridades se hayan "obcecado" con las depuradoras, cuando existen otras fórmulas para combatir la sequía que son "20 veces más económicas" y que además no contaminan.

"En España no se ha hecho nada"

De la misma forma, teniendo en cuenta la falta de agua en los pantanos, sostiene que los distintos gobiernos de España a lo largo de las últimas décadas se han equivocado de estrategia insistiendo en vías como la construcción de pantanos o proyectos como el trasvase del Ebro.

Y además denuncia que no solo la estrategia ha sido errónea, sino que también denuncia la inacción. "Desde los años noventa no se ha hecho nada para parar la sequía", explica Gallego, que advierte que España es aún, pese a la crisis hidrológica agravada por el cambio climático, "la piedra en los zapatos de la UE". Y no ahora, sino desde hace décadas.

Un problema estructural

Para Gallego, el problema ya no es solo político sino de país. “España tiene un problema casi estructural" porque "el agua del regadío se lleva más del 70% del agua disponible". Aunque sostiene que no puede cargar toda la responsabilidad de las sequías en los agricultores, sí que cree que hay que moverse hacia un nuevo modelo agrícola, que sea más sostenible.

Para ello, apuesta por transformar los sistemas de riego de Catalunya para que sean más eficientes y utilizando menos agroquímicos. En algunos lugares de España, los más afectados por la sequía, como Murcia o Extremadura, ya se está aplicando y según el experto está dando muy buenos resultados. "Con la mitad de agua, multiplican por tres la producción de tomates", expone sobre lo que considera un "éxito" en medio del drama de la sequía.

Los embalses españoles alcanzaron esta semana su peor dato del siglo: 36,7%, mientras que la media de los últimos diez años fue del 48,25%. Estas cifras hacen de este 2017, una semana más, como el año con menos agua en los embalses en lo que va de siglo y el tercero peor desde que hay registros. En Catalunya, la situación también es preocupante después de que el cabal medio haya quedado por debajo del 50%.