En septiembre de 2022, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, presentaba el proyecto del acuerdo de claridad y lo definía de la siguiente de manera: "Un acuerdo que identifique cuándo y cómo podemos volver a ejercer el derecho a decidir. Como han hecho el Canadá y el Quebec". La ACN ha contactado expertos y políticos del Quebec, que advierten al Govern que el acuerdo de claridad comporta "riesgos", y recomiendan "prudencia" a Aragonès. Además, el diputado independentista Jöel Arseneau (Partit Québécois) anima al Ejecutivo a "entenderse" con La Moncloa, y a buscar apoyos para que el Estado acepte un referéndum.

"Si el Govern quiere inspirarse en la Ley de la Claridad, mejor ser prudentes", afirma Daniel Turp, profesor emérito de la Facultad de Derecho en la Universidad de Montreal (Quebec), especializado en derecho constitucional e internacional. Turp, que hizo de observador el 9-N de 2014 y el 27-S de 2015, recuerda que la legislación del Canadá pretendía "disuadir" a los independentistas del Quebec de organizar más referéndums después de las consultas de 1980 y 1995, nunca acordadas con Canadá. El profesor emérito valora muy positivamente la "nobleza" del "gesto" del Govern al impulsar el acuerdo de claridad. "¿De qué tiene miedo, España? Es muy democrático", cuestiona.

En la misma línea se posiciona Alain G. Gagnon también es profesor de la Universidad del Quebec en Montreal, especializado en proyectos de federalismo y plurinacionalismo. Defiende que el acuerdo de claridad que impulsa Aragonès "al menos sería un punto de partida para ejercer la autodeterminación". Sin embargo, Gagnon avanza la respuesta del Estado español: "Dirá que no tiene que dar ninguna opción a los catalanes para que puedan ejercer la autodeterminación, aunque sea la vía más modesta". Por eso, subraya que el acuerdo de claridad "comporta algunos riesgos", porque indica que "la soberanía no es plenamente compartida".

Otras vías

No todas las voces del Quebec son tan optimistas con el acuerdo. Jöel Arseneau opina que la Ley de Claridad que impulsó el Canadá se hizo para "limitar a los quebequeses", y no para facilitar un nuevo referéndum en el Quebec. Arseneau, que durante 8 años también fue alcalde, anima a los independentistas catalanes a "poder entenderse con el poder español". Además, apunta que paralelamente los soberanistas tendrán que buscar apoyos a escala internacional para ejercer una "cierta presión democrática" sobre el Govern, a fin de que acepte un referéndum en Catalunya.

Finalmente, una diputada de la Coalition Avenir Québec (nacionalista y conservadora de centroderecha) explica a la ACN que ve "riesgos" en la apuesta de Aragonès por el acuerdo de Claridad. La dirigente parlamentaria -que prefiere no revelar su nombre- sostiene que negociar con Madrid es "bueno", pero que el president del Govern tiene que asumir que "puede volver a fracasar" si en la Moncloa no se avienen a pactar un nuevo referéndum.