Un total de 271 exmilitares españoles han suscrito hasta ahora el manifiesto apocalíptico donde critican cualquier posible indulto a los presos políticos catalanes. Entre los firmantes, hay el teniente general Emilio Pérez Alamán, el almirante José María Treviño y el teniente general Juan Antonio Álvarez Jiménez, y ha sido firmado también por generales, oficiales, legionarios y soldados, según informa Efe.

En el manifiesto, los exmilitares advierten contra "el deterioro de la democracia", y "la imposición de un pensamiento único" y afirman que la "unidad de España está en peligro", pero se desmarcan de iniciativas similares que tienen el mismo tono, como el polémico chat donde se hacía apología de la violencia. "Los firmantes de esta declaración quieren manifestar su completa desvinculación y desagrado con todo lo que se ha expresado en un chat privado -difundido en varios medios- ajeno al nuestro sentir y esencia de soldados".

No obstante dicen compartir "las mismas inquietudes" que sus compañeros de la XIX Promoción del Ejército del Aire y de la XXIII de la Academia General Militar del Ejército de Tierra, expuestas por carta "al presidente de Parlamento Europeo y al Rey de España".

Acusan al gobierno de Pedro Sánchez de aceptar "los menosprecios a España, las humillaciones a sus símbolos, el menosprecio al Rey y los ataques a su efigie". "Además de permitir violentos disturbios independentistas y golpistas con petición de indultos a condenados por sedición, así como conceder favores a terroristas con el consiguiente desprecio a sus víctimas", bordean "la legislación vigente" para buscar "la sumisión al Poder Ejecutivo del Poder Judicial, incluida la fiscal general del Estado", y tratan de "imponer un pensamiento único" con leyes como la de Memoria Democrática.

El tono apocalíptico impregna el manifiesto. Añaden que "como militares, que seguimos estando todavía en la situación de retirados, mantenemos activo el juramento que prestamos en su día de garantizar la soberanía e independencia de España y defender su integridad territorial y el orden constitucional, entregando la vida si hiciera falta".

"Si bien por edad no podemos ejercer nuestra vocación de soldados en unidades, sí hemos recuperado los derechos fundamentales a los que renunciamos voluntariamente al abrazar la carrera de las armas. Entre ellos la libertad de opinión y expresión, que nos permite firmar esta declaración, que advierte de los riesgos a que están sometiendo a nuestra patria los responsables de dirigir el futuro de España", argumenta el manifiesto.

Los firmantes reiteran su lealtad al rey Felipe VI como mando supremo de las fuerzas armadas españolas.