Desde que el Consejo de Ministros fulminó al Govern el pasado 21 de octubre, el tiempo en el palau de la Generalitat parece haber quedado congelado. Después de los días de reuniones inacabables hasta la madrugada que precedieron a la proclamación de la independencia y la posterior suspensión del autogobierno, el palau se ha visto invadido por el mismo aturdimiento que se ha infiltrado en todo el ejecutivo. En la sede del gobierno ya no se hacen ni siquiera las reuniones del Consejo Técnico, el órgano que reúne a todos los secretarios generales de las conselleries y donde se preparan los acuerdos que tenía que rubricar el Consejo Executiu y que ahora se tienen que enviar al consejo de ministros.

De hecho, la primera semana después de la suspensión del autogobierno, mientras la estructura del ejecutivo se afanaba por de absorber el impacto que acababa de recibir, el Técnico no se reunió. Tampoco lo hizo la siguiente. Ni la tercera semana. Es el vicepresident, Oriol Junqueras, quien convoca la reunión y el 21 de octubre Junqueras había sido apartado del cargo y a partir del 2 de noviembre, encarcelado en Estremera.

De Jové a Jover

La cuarta semana, finalmente, los secretarios generales recibieron de nuevo la convocatoria a la reunión, la cita que durante la legislatura les había enviado al secretario general de vicepresidencia, Josep Maria Jové, hasta que fue sustituido para evitar las multas impuestas por el TC. Esta vez, sin embargo, quien los convocaba era un hombre de Soraya Sáenz de Santamaría, el subsecretario de presidencia del gobierno español, José María Jover. La sorprendente coincidencia provocó más de un pasmo entre los secretarios general que recibieron la convocatoria.

Desde entonces, el Consejo Técnico se ha vuelto a reunir semanalmente. Lo ha hecho con las ausencias de los secretarios generales destituidos por la Moncloa y con la presencia del secretario general técnico del ministerio del Interior, Juan Antonio Puigserver, el nuevo responsable que el consejo de ministros había enviado a Interior. Este abogado del Estado, nacido en Palma de Mallorca, puede seguir las reuniones en catalán, pero tampoco escucha nada particularmente emocionante, porque otro de los cambios del consejo técnico, donde habitualmente se producía una intenso intercambio de pareceres entre conselleries, es que ya no se hace debate, sencillamente se enumeran los temas de cada departamento. "Sin más historia", según uno de los habituales de la reunión.

Reunión fuera del palacio

Lo que no ha hecho este Consejo Técnico es volver a reunirse en el palau de la Generalitat. Los asistentes ya no se encuentran en la sala Tàpias, ubicada al lado del emblemático salón Torres-Garcia, y a pocos metros del Salón Daurat donde se celebraba la cita semanal del Consejo Ejecutivo. Las reuniones del consejo técnico, con el responsable del ministerio, se han sacado ahora del palacio. En un edificio que hay justo al lado, a otro lado de la calle de Sant Honorat. Dirige la reunión el secretario de Govern, Víctor Cullell.

También es nueva la estela de papeleo que tiene que acompañar cada una de las propuestas que se llevan a la reunión. Cada acuerdo tiene que atravesar todos los trámites habituales de la conselleria y, acto seguido, repetir el recorrido con las gestiones correspondientes del ministerio. Eso con la condición de que cualquier tipo de dotación económica requiere que previamente el ministerio de Hacienda acepte desbloquear la partida correspondiente, dado que la intervención de las finanzas de la Generalitat decretada el pasado mes de septiembre incluye un acuerdo de no disponibilidad que impide ejecutar gastos para servicios que no se consideren básicos. Por lo tanto, allí donde había una tramitación, ahora se tienen que hacer tres.

Lo que no ha cambiado con el 155 es que los responsables de los departamentos siguen manteniendo la obligación de firmar semanalmente un certificado en que garantizan que las partidas que se asignan no se destinan por nada que vaya en contra de la legalidad vigente, nada que quede fuera de la Constitución. Es la rémora que todavía pervive del compromiso semanal que se impuso al Gobierno, con la intervención de las cuentas, de acreditar que los fondos de los presupuesto no se utilizaban para nada que tuviera que ver con la convocatoria del referéndum.

Congelación de partidas

Todo el presupuesto qué no se había ejecutado ya a partir de la intervención y que no afectan a lo que se considera temas básicos ha quedado paralizado. Estas semanas de Govern intervenido se han multiplicado las denuncias en torno a las inversiones comprometidas y que se han visto bloqueadas por el acuerdo de no disponibilidad. Durante el mes de octubre sólo se consiguieron desbloquear 11,7 millones de los 466 que todavía estaban congelados. En noviembre, se han liberado 88,5 más. Quedan todavía 378 millones del presupuesto del Gobierno inmovilizados por el ministerio. Los que se ha conseguido descongelar afectan a temas de Trabajo, Agricultura, Cultura y Empresa, entre otros.

No ha pasado por alto que algunas carpetas se han desencallado justo a las puertas de la campaña electoral, como las 2.000 plazas de docentes que el ministro portavoz, Iñigo Méndez de Vigo, anunció el viernes en la rueda de prensa del consejo de ministros, y que el Govern ya había programado.

También esta circunstancia molesta a los departamentos que, no sólo constatan cómo se congelan partidas que estaban ya incluidas en los presupuestos aprobado por el Parlamento y que en algunos casos representan graves problemas en sectores especialmente sensibles, sino que además comprueban cómo el gobierno del PP se apresura a atribuirse la propuesta. "Todo lo que aprueba el consejo de ministros, todo, previamente es iniciativa del Govern de la Generalitat", lamenta un responsable de departamento.

Tampoco ha pasado desapercibido la voluntad del Estado de neutralizar determinados departamentos del Govern, como Exteriores. Esta semana, el ministerio de Alfonso Dastis ha comunicado a todos los trabajadores de las delegaciones del Govern en el exterior que están despedidos. Lo ha hecho a pesar de saber el coste que este despido fulminante representa, teniendo en cuenta las circunstancias de contratación de los trabajadores de acuerdo con la legislación de cada país. El ministerio también ha prohibido acciones concretas del Govern, como la intervención prevista en un foro sobre migraciones convocado a Bélgica.

Este martes a las 0 horas empieza la campaña electoral. Será sin duda una campaña diferente y extraordinaria, con el Govern intervenido y candidatos en el exilio o en la prisión, al menos en las horas previas al arranque de la carrera. El silencio que reina en el palau de la Generalitat que hasta hace un mes y medio aparecía desbordado de actividad, és la imagen más gráfica. La duda es de qué manera se recuperará la normalidad después de los comicios y como podrá salir el Govern de este agujero negro que lo está tragando. Europa obligó a Rajoy a poner fecha de caducidad al 155 con la convocatoria electoral inmediata. No obstante, después de seis semanas de metódica deconstrucción del autogobierno, el ejecutivo español ha dejado claro que su intervención no tiene porque acabar con el levantamiento de la suspensión.