Un total de 140 electos franceses, de la mayoría de grupos parlamentarios, han reclamado una revisión de la Constitución para proteger el catalán y las lenguas denominadas regionales, según informa Ouest France.

Un total de 125 diputados y 15 senadores han firmado una carta abierta dirigida al presidente francés, Emmanuel Macron, pidiendo que el ejecutivo dé garantías para salvaguardar y proteger las líneas y los centros de enseñanza con inmersión en catalán y otros idiomas.

Los 140 elegidos consideran que la mejor forma es revisar el artículo 2 de la Constitución francesa, que define "el francés como lengua de la República" siguiendo la tradición jacobina.

Los parlamentarios afirman que el procedimiento se puede realizar en tres meses, es decir antes de la elección presidencial del próximo año.

Sin precedentes

La movilización de los diputados y senadores no tiene precedentes en Francia en una reivindicación lingüística de este tipo, y también lo pone de manifiesto que han participado representantes de 15 de los 17 grupos parlamentarios.

El Tribunal Constitucional francés tumbó en el mes de mayo dos artículos nucleares de la ley que promueve las lenguas regionales minoritarias del país, como el catalán, el vasco, el corso o el bretón. Esta ley, conocida como la ley Molac, por el diputado bretón que la impulsó, Paul Molac, se aprobó el pasado 8 de abril en la Asamblea Nacional Francesa por 247 votos a favor y 76 en contra.

A consecuencia de la aprobación de esta ley, un total de 60 diputados franceses, todos ellos del partido del presidente Emmanuel Macron, llevaron ante el Tribunal Constitucional de París la innovadora ley.

La decisión del Constitucional francés ha provocado el malestar de las regiones francesas, que realizaron un posicionamiento conjunto a favor del catalán y los otros idiomas.

El argumento de Morac para convencer a diputados de prácticamente todos los grupos fue que las lenguas regionales también son patrimonio de Francia y que ya no se puede garantizar su uso por la tradición familiar, sino que es necesaria una actuación decidida desde la escuela. El punto que más le costó sacar adelante fue impulsar la idea de la inmersión (con el matiz de que sólo llegará al 50% y que será voluntaria), que es un sistema de éxito en la Catalunya sud, y también en Quebec con el francés, en Flandes con el neerlandés o en Israel con el hebreo. Finalmente quedó aprobado.

Paul Morac hace años que intenta convencer a los franceses de que el estudio del bretón o el catalán desde la escuela maternal no provoca que después los alumnos no sepan el francés, sino que sirve, al contrario, para adquirir la flexibilidad necesaria para aprender idiomas.