El PP arrasó en las elecciones autonómicas y municipales del 28-M, la presidencia del Gobierno continuó en manos del PSOE después de las generales del 23-J, Alberto Núñez Feijóo ganó con mayoría absoluta el plebiscito contra Pedro Sánchez en el que se convirtieron las elecciones gallegas del 18-F, y los comicios del 21-A de Euskadi han acabado con una aritmética que permite a PNV y PSE reeditar el gobierno de coalición que mantiene la Moncloa en manos socialistas. Futbolísticamente hablando, Sánchez y Feijóo empatan ahora mismo a un 2-2 en el global de disputas electorales que se han celebrado en el último año. De estos cuatro enfrentamientos, las autonómicas y las generales fueron las más importantes, porque está en juego el control territorial de España y el acceso a la Moncloa. La próxima vez que los dos vuelvan a disputarse un plebiscito será en las elecciones europeas del 9 de junio. La antesala serán las catalanas del 12 de mayo. Dentro de una semana se podrá ver con qué empuje van los dos a los comicios continentales.

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Pedro Sánchez tiene en las elecciones del 12-M un doble objetivo. Alcanzar los dos es tan difícil como prácticamente inasequible. Uno es que, después de una victoria de Salvador Illa el 12 de mayo, los socialistas catalanes vuelvan a presidir a la Generalitat. Y el otro es que este escenario no mueva las placas tectónicas de Madrid. Si alcanzara ambas cosas, Pedro Sánchez podría vender que ha conseguido pasar página del capítulo del procés y que su estrategia de desinflamación de conflicto político entre Catalunya y España ha sido exitosa. Y el colmo de todo sería mantener a Junts y ERC ligados a la gobernabilidad española, aunque alguna de las dos formaciones (o las dos) queden fuera del Govern de la Generalitat. En caso de producirse este escenario, la sala de máquinas de la Moncloa cree que, a cambio de contrapartidas, pueden continuar vivos los incentivos de los independentistas para mantener a Pedro Sánchez en pie en la Moncloa.

Sea como sea, seguro que el juego de alianzas en el Parlament no habrá terminado cuando se celebren las elecciones europeas. Entre unos comicios y los otros pasará menos de un mes. Pero Pedro Sánchez sí que puede aspirar a llegar al 9 de junio con un resultado extraordinario de Salvador Illa que pase porque el independentismo no sume mayoría absoluta en el Parlament. Este escenario le daría bastante empuje de cara a las elecciones continentales. Una cámara catalana con minoría de diputados que quieren separarse de España es la semilla perfecta para empezar a hablar de que, ahora sí, el procés ya es historia en Catalunya.

El 12-M, un "empuje" para Sánchez de cara a las europeas

Al PSOE, desde el momento en que Pere Aragonès decidió convocar elecciones en Catalunya, han visto el 21-A vasco y el 12-M catalán como un doble "empuje" para Pedro Sánchez en el plebiscito europeo que se celebrará el 9 de junio. Fuentes de la dirección de Ferraz consultadas por este periódico han sostenido en todo momento que, si no se produce ninguna repetición electoral en Catalunya, el calendario quedará "limpio" durante casi dos años después de las elecciones europeas. Hacia el invierno y el verano de 2026 tendrían que celebrarse elecciones en Castilla y León y en Andalucía, respectivamente. Eso permitiría a Pedro Sánchez gobernar con tranquilidad el tiempo restante de la legislatura.

Esta, evidentemente, es la lectura más optimista que quiere vender el PSOE. Porque el tablero político de las elecciones catalanas está envenenadísimo. Sánchez siempre puede hacer uso de su manual de resistencia y salir ileso. Pero la realidad es que en Génova 13 salivan con el 12-M. En primer lugar, todos los sondeos indican que el PP catalán se puede disparar en número de escaños en comparación con los resultados del 2021. Pasaría de los tres diputados actuales a conseguir, según indican la mayoría de pronósticos, en torno a 13 o 14. Y, por otra parte, porque sueñan con la idea de que el resultado de las elecciones sea lo bastante complejo para acabar decidiendo el futuro de Pedro Sánchez. Además, hay un escenario que Feijóo podría usar a favor suyo en la campaña de las europeas: que Salvador Illa necesite hacer 'un Collboni' con el PP con el fin de presidir la Generalitat.

El 12-M, la oportunidad del PP para ver cómo cae Sánchez

La realidad es que, por mucho que las elecciones europeas acabarán siendo un plebiscito entre los líderes del PP y del PSOE, las elecciones catalanas son los comicios que más marcarán el futuro político del líder socialista. Así, desde que Pere Aragonès tomó la decisión de adelantar las elecciones catalanas al 12 de mayo, los distintos despachos directivos de los partidos de todo el Estado tienen encima de sus mesas la idea de que el 12-M pueda precipitar un adelanto de las generales. Lo ha admitido incluso Andoni Ortuzar, del PNV. Pasa lo mismo con el PP. Al día siguiente de que el president de la Generalitat decidiera enviar a los catalanes nuevamente a las urnas, Alberto Núñez Feijóo avisó a Pedro Sánchez de que aquellas elecciones "marcarán el inicio de su final".

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Pedro Sánchez y Salvador Illa, en un mitin de campaña esta semana / Foto: Montse Giralt

El retiro espiritual de Sánchez y el carácter plebiscitario de las europeas

El caso es que elecciones como las vascas y las catalanas no pueden tener una lectura plebiscitaria entre Sánchez y Feijóo. Tienen su propio marco. Unas europeas, sí. Por mucho que socialistas y populares hagan cábalas sobre cómo el 12-M puede afectar a las europeas, el golpe de efecto más pronunciado que se ha hecho en los últimos días es la maniobra de Pedro Sánchez de hacer ver que podía dimitir. Habrá que ver si después del 12 de mayo y del 9 de junio, esta maniobra es más fácil de descifrar.

Fuentes del entorno de Pedro Sánchez aseguran que "el impacto" que ha tenido la jugada del presidente del Gobierno haciendo ver que dimitía y finalmente no ha estado "positivo". Porque ha convertido en "una gran causa nacional" la denuncia de la politización de la justicia española, la salud mental de los líderes políticos y el señalamiento a "pseudomedios", como dice el mismo líder socialista. El caso es que el CIS publicó el lunes un barómetro que avalaba la decisión de Sánchez y que disparaba al PSOE nueve puntos por encima del PP. ¿Tendrá eso duración hasta el 9 de junio? Porque las encuestas se hicieron durante la clausura del presidente español. No se sabe todavía cuál ha sido, por parte de la población, el recibimiento del retroceso de Sánchez, que después de haber estado durante cinco días de retiro espiritual en la Moncloa para "reflexionar" si dimitía, ahora ha anunciado que pretende estar a la primera línea política durante al menos siete años más.