"Catalunya necesita a València y València a Catalunya". Estas palabras fueron pronunciadas hace casi noventa años por el economista Romà Perpinyà Grau (Reus 1902-1991). Perpinyà fue el elemento central del Centro de Estudios Económicos Valencianos, una iniciativa fundada en 1929 para llegar a lo que entonces se denominó "un criterio económico valenciano" y que permitió dotar a las reivindicaciones de los grupos económicos de una solidez argumental y estadística que no habían tenido hasta aquel momento.

Recientemente, el profesor del Departamento de Economía de la Universitat de València Elies Seguí-Mas recordaba las palabras de Perpinyà en un artículo publicado en la Revista de Catalunya en la que decía: "La geografía económica está cambiando aceleradamente y el centro empresarial del planeta se está moviendo hacia el océano Pacífico. Aparecen con fuerza (y también con dificultades) países emergentes y se habla del declive de las sociedades europeas y la pérdida de peso específico de la Unión Europea en el mundo. En el escenario descrito, la posición de los países pequeños requiere ineludiblemente la "coopetencia", un término creado por Nalebuff y Brandenburber (1996) para integrar la cooperación y la competencia simultánea".

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A nadie se le escapa que las relaciones entre Catalunya y el País Valencià han sido siempre complejas e incluso polémicas, con una clara ausencia de unidad o coordinación con respecto a aspectos políticos, sociales o culturales. Esta desarticulación, durante años alimentada por las élites políticas valencianas, sólo ha sido desmentida por el pragmatismo empresarial que, sin hacer ruido, no ha desperdiciado las sinergias del mercado que ha hecho de estos dos territorios a sus principales clientes uno del otro.

Aunque la balanza comercial es claramente favorable a Catalunya, que suma unas ventas anuales globales en el País Valencià superiores a los 7.000 millones de euros por casi 4.500 millones que importa, hay que destacar la reciente iniciativa liderada por la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) "Quiero Corredor". Esta campaña informativa a favor de la construcción del corredor ferroviario mediterráneo ha sido pagada por los empresarios valencianos, a razón de 10.000 euros por cápita, y ha conseguido aglutinar el apoyo de amplios sectores empresariales no sólo en el País Valencià, sino también en Catalunya (Cercle d'Economia), Murcia o Andalucía.

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Los empresarios de AVE han estado más a la altura que los políticos, como así lo demostraron en su declaración de intenciones cuando empezaron la campaña el año 2017: "Hay momentos en la vida en los que uno tiene que ser consciente de que tiene ante sí proyectos que pueden cambiar el devenir de todo un territorio, de toda una sociedad".

Acto empresarial en Barcelona

La actitud proactiva y reivindicativa de los empresarios por el corredor mediterráneo ha sorprendido, favorablemente, a los actuales gobernantes políticos valencianos. Ximo Puig, del PSPV, es president de la Generalitat gracias al acuerdo de gobierno firmado con la coalición Compromís y el apoyo parlamentario de Podem. Al inicio de la legislatura en el 2015, nadie podía imaginar que el empresariado valenciano, sometido durante décadas a los procedimientos y doctrinas del Partido Popular, protagonizara una implicación, pública y política, tan fuerte como la reivindicación de las obras del corredor ferroviario, lo cual ha sido un maná para el Govern valenciano.

El próximo 27 de septiembre la campaña "Quiero Corredor" celebrará en Barcelona un acto informativo que pretende ser el más multitudinario. Los organizadores confían en que asistirán unas 1.500 personas y ya han confirmado su asistencia el ministro de Fomento, José Luis Ábalos; el president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig; el presidente de las Cámaras de Comercio José Luis Bonet; el presidente de AVE, Vicente Boluda, y el presidente de la CEOE, Juan Rosell.

Josep Vicent Boira, el actual comisionado del gobierno español por las obras del corredor, también irá al acto. En unas recientes declaraciones recordaba que "la geopolítica europea y mundial está valorizando el Mediterráneo, y como eso impone la articulación de políticas comunes de economía e infraestructuras, las redes son la respuesta a esta situación y los empresarios lo han entendido"

El PP valenciano ha perdido el tren

Las obras del corredor ferroviario del Mediterráneo tienen como plazo el año 2030. Queda muchísimo por hacer, pero sorprende la actitud del Partido Popular ante las iniciativas empresariales e institucionales para presionar el gobierno del Estado con el fin de acelerar las obras del corredor. Ante la unidad de acción de la mayoría de agentes políticos y sociales, el PP no encuentra su lugar y parece que ha perdido el tren. Como muestra, Alfredo Castelló, diputado del PP en Les Corts Valencianes y miembro de la comisión de obras públicas e infraestructuras del Parlamento valenciano, que se ha manifestado perplejo por la actitud de "coopetencia" de los empresarios valencianos.