Contrariamente a lo que se había dicho, los 630 migrantes que llegarán, previsiblemente, el domingo por la mañana al puerto de València no tendrán automáticamente el estatus de refugiados. Serán tratados "igual que los que llegan en una patera", así lo ha confirmado la vicepresidenta española, Carmen Calvo, quien ha explicado que se estudiará la condición de cada persona para ver qué estatus le corresponde. "Algunos irán a los centros de extranjeros, CIEs, y otros irán directamente a centros de ayuda humanitaria", ha dicho, a diferencia de lo que se creía en un principio.

La llegada del Aquarius y los otros dos barcos se retrasa debido a las condiciones meteorológicas y lo harán de manera escalonada con el fin de atender mejor a las personas. El president Ximo Puig ha hecho una especial mención a la necesidad de "sobriedad" en el recibimiento. "No habrá presencia de políticos ni de medios de comunicación en el lugar del desembarque y, sobre todo, no habrá imágenes de responsables públicos patrimonializando la operación humanitaria".