En el enredo este del emérito, de los Borbones y de la Corona coincidirán conmigo que todo está muy mal organizado. El efe del Estado y el presidente del Gobierno central sabían desde marzo de 2019 eso de la comisión de los 100 M € del rey saudí y nadie reaccionó hasta la pandemia, cuando Borbón y Grecia le quitaron a su padre su participación en el presupuesto de la Casa Real y renunció a una herencia todavía jurídicamente irrenunciable. Después, el último 18 de marzo, el jefe del Estado declamó un discurso difuso y vacío, donde nada decía de la conducta de su padre.

Pasó lo peor de la pandemia y Pedro Sánchez le pidió un gesto de complicidad a la Casa Real sin hacer, por su parte, lo que le correspondía, que era modificar el Real Decreto 368/1987 suprimiendo el tratamiento vitalicio de Rey (no rey emérito) de Borbón y Borbón. Borbón y Grecia ejecutó después una tourneé territorial diseñada por su peor enemigo y, finalizada esta, Borbón y Borbón le escribió diciendo, en síntesis "Felipe, majestad: me marcho que me tengo que marchar". No pagó lo que debía al fisco, ni nos escribió, disculpándose, a la ciudadanía ni a los representantes parlamentarios. Después se marcha, porque parece ser que es lo que toca ahora y aterriza en Abu Dhabi (Unión de los Emirates Árabes), famoso su respeto a la democracia y al Estado de Derecho y perteneciente al ámbito territorial de donde —dicen— vinieron buena parte de las contribuciones a la fortuna presuntamente ilegal del emérito.

Les pregunto a los que saben política si todo este alboroto no será un gravísimo error de los que dirigen la Casa Real y la Moncloa, y un referente galleguista y moderado, con responsabilidades pasadas muy importantes en la Xunta me responde: "Xoán, la huida del Borbón, más que un error político de la Corona es una evidencia de la incapacidad del estado español para evolucionar hacia fórmulas más democráticas. Es la mafia madrileña. Si el emérito quisiera salvar a la monarquía permitiría que su hijo lo matara políticamente con honor. Pero dice que no, convencido de que sus líos eran conocidos por todos. He ahí que se marche con todos los honores y los otros a callar, mientras el mismo Pedro Sánchez dice que no sabe dónde está... ¡increíble!".

Se resuelven de esta manera las diferencias entre el jefe de la Casa Real y el presidente del Gobierno del Estado. Mientras tanto, el Tribunal Supremo paraliza la investigación judicial respecto al Borbón y Borbón y usurpa las funciones de los juzgados de vigilancia penitenciaria dejando sin efecto permisos, trabajos exteriores y terceros grados de los presos políticos soberanistas catalanes y la Audiencia Nacional investiga a la líder el BNG, Ana Pontón, por injurias a la Corona.

Así, convendrán conmigo en la falta absoluta de transparencia y ejemplaridad en la Corona y en las instituciones centrales del Estado español. Una falta de transparencia y ejemplaridad que tendrá que condenar a la monarquía, más bien que tarde, al ostracismo. Pero, por eso de ahora, el Gobierno central va en el lote, al menos, de la falta de transparencia.