Les confieso mi absoluto asombro. Yo que pensaba que en estos tiempos de pandemia lo importante era la salud individual y colectiva, como única vía posible hacia la reconstrucción económica. Pensaba también que sin garantizar el derecho a la salud no se podía garantizar el derecho de voto y de participación política. El Decreto del Govern suspendiendo las elecciones del 14-F tenía como precedentes los Decretos de la Xunta de Galicia y del Gobierno vasco, suspendiendo cada uno sus elecciones nacionales y, pese a ser inédito -como tantas cosas- en la historia electoral, constituía la única herramienta para garantizar los derechos fundamentales a la vida y a la salud y el derecho de participación política.

Pero estaba equivocado. Lo importante parece que es la unidad de España, dogma teológico al que todos los partidos unionistas y elementos del deep state supeditan a los derechos de los ciudadanos a la salud, a votar y, por tanto, a votar con garantías sanitarias. Por eso que resultase obligado suspender el decreto del Govern porque el Tribunal Superior de Catalunya (como ya dije, una pieza del sistema judicial español, no integrada en el poder autónomo catalán) considera que votar el 14-F presenta un interés estatal “intenso”. Elecciones sí o sí, por lo civil y por lo militar. Y si no quieres caldo, dos tazas.

Lo importante para las fuerzas unionistas no es ni la salud, ni la calidad democrática del sufragio. Lo importante es la unidad de España, dogma teológico unionista a imagen del dogma católico de la Santísima Trinidad

Mi error alcanzaba también a pensar que no era lógica en plena pandemia la dimisión del ministro de Sanidad para presentarse a las elecciones, cuando la vacunación está desarrollándose con problemas y solo el Estado tiene voz y voto en la Unión Europea que compra nuestras vacunas. Pero parece que tampoco es así, porque Salvador Illa era el candidato elegido no solo por el PSC y los comuns, sino por la propia Vox, que ya anunció a través de su portavoz estatal su voto por Illa cuando todavía no se había emitido ni el primer voto por correo. Ahí otro error mío, pensaba que la izquierda estatal que dirige el Gobierno del Estado era incompatible con la derecha estatal por ese mantra que tantas veces repiten diciendo que lo importante es lo social. Pues no, todos a votar a Illa como todos votaron a Colau en su momento. ¿Y saben por qué? Porque lo importante para las fuerzas unionistas no es ni lo social, ni la salud, ni la calidad democrática del sufragio. Lo importante es la unidad de España, dogma teológico unionista a imagen del dogma católico de la Santísima Trinidad.

Esta Santa Alianza unionista alrededor de la solución Illa es posible en la teoría, porque el Gobierno del Estado no hizo absolutamente nada ni por aportar una solución a la radical injusticia de los presos políticos catalanes. Ni basada en el derecho de gracia ni basada en la despenalización del delito de sedición, inexistente en los códigos penales de las democracias europeas. De ahí que ni Garriga ni Abascal, ni A. Fernández ni Casado, ni Carrizosa ni Arrimadas tengan ningún problema, si se les da la oportunidad, en elegir con los votos de los diputados a Salvador Illa, el candidato del PSOE de Sánchez, que es quien manda de verdad en el PSC.

Si la ciudadanía catalana, pese a todo, rechaza esta Santa Alianza unionista el 14-F, ¿cuál será la siguiente jugada del deep state? ¿Seguirá siendo la izquierda española el lado convexo del lado cóncavo de la derecha española?