Nathalie Becquart es una mujer fuerte de la Santa Sede. Su cargo es subsecretaria de la Secretaría General del Sínodo de Obispos. Esta religiosa francesa ha sido presentada en los medios de comunicación como la única mujer que tiene derecho a voto en el Sínodo de Obispos en el Vaticano. Un sínodo o encuentro de obispos es lo que su nombre indica: un encuentro de hombres que han recibido la consagración episcopal. Pero en los sínodos de Roma, los papas invitan consultores y expertos, auditores y miembros diversos, y, naturalmente, algunos de ellos son mujeres. Hasta ahora el reglamento solo preveía el voto para los obispos, pero al Papa de Roma, que le van los procesos y no los documentos fijos y cerrados, le ha parecido bien abrir el voto a todo el mundo que participe. Por lo tanto, con esta decisión, el Papa abre la puerta a las mujeres, y estas tendrán derecho a voto.

Becquart ha estado en Barcelona, y en una conferencia en la Tribuna Joan Carrera ha hablado del liderazgo femenino en la Iglesia y ha dicho frases como "muchas mujeres se sienten marginadas en la sociedad y en la Iglesia" y ha citado otras del Papa Francisco, como esta: "Una Iglesia viva puede reaccionar prestando atención a las reivindicaciones legítimas de las mujeres que piden más justicia e igualdad". Becquart forma parte del 23% de mujeres que trabajan en la curia romana. Según ella, "queda mucho por hacer y se necesita mucha paciencia, abnegación y fe por parte de las mujeres implicadas en la Iglesia para seguir llevando a cabo su humilde servicio cotidiano a pesar de los numerosos obstáculos y las resistencias que encuentran en una sociedad y en una Iglesia que todavía están configuradas a partir de una mentalidad patriarcal y clerical". Es reconfortante que sea una mujer quien ha sido escogida para ser una de las voces autorizadas en Roma la que pronuncia estas palabras, que podrían parecer más de una portavoz de un grupo feminista enrabiado que la de una religiosa que trabaja en el sistema vaticano, que cada vez es más permeable al poder (sí, al poder) de las mujeres.

"Las religiosas a menudo son consideradas mano de obra barata"

Nathalie Becquart nos dijo que en todos los ámbitos de la vida, las mujeres piden que la Iglesia esté a su lado. Ante las dinámicas sociales de empobrecimiento, violencia y humillación que sufren, piden que la Iglesia sea más comprensiva y solidaria en la lucha contra estas fuerzas de destrucción y exclusión. Las que han participado en los procesos sinodales también quieren que la Iglesia y la sociedad sean para las mujeres un lugar de crecimiento, participación activa y pertenencia sana. También dijo, y suscribo y subrayo, que "las religiosas a menudo son consideradas mano de obra barata". Naturalmente, el "tema" de las mujeres en la Iglesia no les afecta solo a ellas, ni es un beneficio corporativo femenino, sino que es un bien para todo el mundo.

Esta importante mujer vaticana atribuye mucha fuerza al proceso en que hombres y mujeres han participado juntos, y no tanto en el valor del voto, que para ella es simbólico. El voto, sin embargo, y aquí discrepo con la admirada Nathalie, nunca es simbólico. Votar en una asamblea católica evidentemente no tiene el mismo rango que hacerlo en un parlamento, pero votar sí que es relevante, y más para las mujeres. Y más, en la Iglesia.