Quién le iba a decir a Irene Montero que acabaría sufriendo violencia política por obra y gracia de sus camaradas de la lucha progre feminista y, con una concreción hiriente, que sería la cara más amable del invento (una señora tan señorona que fue ungida por alguien que debe sonar familiar a la ministra; un tal Pablo Iglesias) quien la acabaría obligando a pirarse del ministerio y de la política. Así, con un veto personal e intransferible, digno del comunismo chino, se ha coronado la política del 15-M, de la gente que llenaba las plazas y de los políticos que querían acabar con la casta a base de abrazos y piquitos. Es una cosa tan cruenta como risible: desconfiad, hijos míos, de la gente que irrumpa en el ágora pública abanderando la moral del pueblo y que tenga los buenos sentimientos por evangelio. La historia de la humanidad nos lo acaba demostrando: los besos siempre preludian alguna forma de carnicería.

Díaz ha hecho firmar a sus futuros diputados la obligación de constituir un único grupo parlamentario, no fuera que algún catalán o valenciano insidioso se ponga estupendo, ose coger el micrófono y diga alguna cosa que se desvíe de la ortodoxia central

Violencia política, criatura dulcísima que fuiste, es que te acaben echando porque los tuyos —y no Vox, Hitler o el Espíritu a Santo de la derecha interplanetaria— te responsabilicen de liberar violadores y eso, ya se sabe, es poco cuqui para explicarlo en una campaña electoral encabezada por la única política que ríe más que ZP. Por cositas de la vida, Súmate no es que nazca restando; surge de la nada con la violencia de una orca asesina pues, puestos a sumar, Yolanda Díaz ha reclutado al archienemigo Íñigo Errejón y el eurodiputado vitalicio Ernest Urtasun, regalando así el número cinco de la lista de Madrid a la pobre Ione Belarra. Por si tanta humillación fuera poca cosa, Díaz ha hecho firmar a sus futuros diputados la obligación de constituir un único grupo parlamentario, no fuera que algún catalán o valenciano insidioso se ponga estupendo, ose coger el micrófono y diga alguna cosa que se desvíe de la ortodoxia central.

Eso de la izquierda es un caso digno de estudio. Entiendo el enfado de Montero y familia, porque si te echan del Congreso, con unas listas tan castizas y con peña tan ancestral de la vieja política, tienes todo el derecho de llorar por los rincones. Pero, como siempre, el surrealismo de este asunto se lo lleva Catalunya, que ha visto cómo la madrileña Lilith Verstrynge acabará ocupando el número cuatro en la carrera de Barcelona. Ya me perdonaréis, pero tener a la peñita madrileña configurando las listas electorales en Catalunya con la hija de uno de los sucesores políticos de Manuel Fraga, es una filigrana que ni mis adjetivos geniales pueden acabar dibujando con la justicia poética que merece. No me extraña que Salvador Illa, a cada noticia sobre futuros candidatos del 23-J y viendo como a los Nogueras, Rufián-Jordà, etcétera se le va sumando toda esta peña, haya cambiado el agua mineral por el champán.

Y dicen estos enanos que quieren combatir el fascismo y no sé qué más, ellos que no pueden ni organizar ni la hoguera del campamento sin acabar comiendo ventresca. Menos mal que los antifas españoles contarán con la ayuda sumarísima de la CUP, que ha decidido presentarse de nuevo en Madrit, donde sus diputados actuales han descubierto el sentido de la vida y la gracia que tiene ir a hacer cuatro cañas y acabar con la barriguita lo suficiente llena para no tener que cenar (también han acabado viendo que eso de la limitación de mandatos es una cosa del pasado, ya ves tú qué cachondeo). Yo pensaba, sinceramente, que el processismo atacaría a los abstencionistas con un poco más de fantasía. Pero con tanto genio por metro cuadrado, nos lo están poniendo facilísimo. Si dudabais sobre votar o absteneros el 23-J, espero que este vodevil esperpéntico os acabe de animar para dirigiros a la playa con la conciencia bien tranquila.

De momento, Pedro Sánchez ya tiene el compañero de viaje cojo que quería para mantenerse en la Moncloa. Y el PSC, of course, ya puede iniciar una campaña jugando sin ningún tipo de rival notorio. Que les aproveche. Con respecto a tu estimable persona, ministra Montero, siempre podrás acabar haciendo un pòdcast, que es lo que hacemos la gente sin mucho oficio. Y quién sabe si denunciar a los compañeros de lucha por mobbing, bullying, womansplaining... o como carajo se diga ahora.