Si la envidia fuera caspa, España sería como la cumbre de Baqueira el 10 de enero. Metros de materia blanca. Y yo estaría enterrada, como si fuera uno de los restos de Atapuerca que explican el origen de la humanidad.

Envidia por el trozo de artista que soy. Envidia por ser una tonadillera viuda de torero muerto en la plaza, cosa con tanta épica que es imposible de superar. Envidia porque tengo un hijo artista, todavía no sabemos de qué tipo, pero artista como la copa de un pino. Envidia por haber sido pareja de Cachuli, un hombre que representaba como nadie los valores de la España donde quien no recalificaba, especulaba o recibía comisiones ilegales era considerado un pobre hombre (o una pobre mujer). Envidia porque mi campeón representaba los valores, pero sobre todo la estética. Envidia porque se vestía por los pies y hasta muy arriba ya que gracias a su elegancia natural paseaba magníficos pantalones de tergal de cuello alto. Envidia porque él marcó tanta tendencia que el paso siguiente fue subírselos hasta que la parte donde va el cinturón era usada como capucha.

Y fue esta envidia enfermiza la que me encerró en chirona. Porque, a ver, ¿quién no ha tenido en casa unas bolsas de basura llenas de billetes de 500 euros para poder pagar los gastos del día a día? Aquello que en las cenas en Puerto Banús, los amigos de mi Cachuli le llamaban "el cash". Y pasaba lo mismo cuando me acusaban de blanquear. ¿Blanquear? Como no fueran los dientes.

Envidia por como pasaba desapercibida en los aeropuertos gracias a mis famosas gafas con vidrios tamaño frontal de autocar de dos pisos. Envidia por resolver con tanto acierto una cosa tan difícil como poner nombre a un chalet. Hay gente que fracasa y yo aposté con el mítico La Cantora... O sea, yo misma pero en metáfora. ¿Lo capta? Si yo hubiera tocado la bandurria, el chalet se habría llamado "La Bandurriadora". Por cierto, que el nombre era tan potente que también fue el de mi mítico restaurante, donde el plato estrella era el "pollo a la Pantoja", una creación que me han copiado los Roca. Pero ellos lo hacen como postres. Cuando hacen catering para perros.

Envidia podrida porque tras salir de mi injusta reclusión me fichara el sello Universal, el mismo que el de Taylor Swift, Lady Gaga o Selena Gómez, unas pobres chicas que todavía tienen que aprender tanto de mí...

Envidia de frases como aquella dedicada a mi relación con mi Julián... "Nuestra pareja está ahí hasta que la Justicia quiera o Dios quiera". Bufff, cuánto arte y cuánta poesía... Era cuando en el recordado concierto de Alicante interpreté "Cartas iban y venían", una pequeña obra maestra que, hay que reconocerlo, estuve muy hábil en recuperar y que quiero compartir con usted gracias a una antigua actuación...

 

 

Y, por si se ha perdido los matices de la letra, se la transcribo. Se dará cuenta de que parece predestinada a ser dedicada a mi tigre:

 

Cartas iban y venían
desde Málaga en Madrid
en cada esquina un suspiro
y en medio un muero por ti.

Cartas iban y venían
desde el pueblo de Alhaurín,
jurando entre sol y sombra
vivo sin vivir en .

Al legar a mí puerta dijo el cartero
nada hay que pese tanto como un te quiero
yo lo escuchaba, yo lo escuchaba
y por dentro la sangre se me paraba.

Cartas iban y venían
desde Málaga a Madrid.

Cartas iban y venían
y dejaron de venir
cortando los verdeales
que venían de Alhaurín.

Fueron días de tormento
y meses de sin vivir
y ya sola pidiendo al Cristo
¡cuánto diera por morir!

En mí puerta el cartero dijo flojito
-no hay nada tan amargo como el olvido-
yo respondía, yo respondía
puede ser que mañana sepa a otro día.

Cartas iban y venían
y dejaron ay, ay, ay, ay y ¡dejaron de venir!

 

Y ahora, si me lo permite, voy a aplaudirme. Por nada en concreto, sino como una especie de merecido Óscar a la trayectoria. O sea, por todo en general. Y cuando considere que ya me he hecho bastante homenaje invitaré al gran juntaletras que ha escrito esta gran pieza sobre mi persona a compartir una cata de mi "pollo a la Pantoja". Bien, si no huye antes, que lo veo inquieto con la noticia gastronómica sorpresa...