Estos días todos somos París. A ver cuánto dura. No, es que recuerdo hace meses, cuando todos fuimos Charlie. Y resultó que algunos de los que entonces lo fueron mucho (hey, pero más Charlie que los propios Charlie), tampoco hacía tanto tiempo decían que Charlie Hebdo era una vergüenza. Lo encontraban demasiado irreverente. Alguna gente cambia rápido de opinión. Y de convicciones. Depende de por dónde sopla el viento. Concretamente. Y estos son, curiosamente, los mismos que ahora te dicen de todo si manifiestas tu sorpresa ante esta carrera de franceses y rusos por bombardear ciudades sirias. Ciudades sirias, por cierto, con población civil. Tan civil y tan culpable como los franceses que el viernes cenaban en una terraza o estaban en un concierto. Oiga, ¿pero no hemos quedado en que los atentados de París "fueron pensados en Siria y organizados en Bélgica"? Pues bien, ¿la coherencia indicaría que también habría que bombardear Bélgica, no? Y, ¿verdad que no lo haremos? Y, ¿verdad que señalar la incoherencia no implica estar defendiendo ningún terrorista sino gente como usted y yo? Gente a quien nos gustan tan poco los terroristas que ni les vendemos armas ni hacemos negocios con ellos. Cosa que otros no pueden decir. Y, ¿verdad que estamos de acuerdo en que acusar de complicidad con los terroristas a quien hace según qué reflexiones es la mejor manera de que nadie haga según qué reflexiones que desnudan acciones tan incomprensibles como inadmisibles?

En la segunda frase de este texto decía eso del "a ver cuánto dura" porque ahora que estamos blandos (y blandas) por todo lo que ha pasado en París, nos sacan cebos para consolarnos. Collares con colorines de la solidaridad y del todos estamos con los que sufren. Como hicieron el 11M. ¿Se acuerda del famoso monumento a las víctimas situado en la estación de cercanías de Atocha? Lo inauguraron el año 2007. El Rey Juan Carlos, la reina Sofía y los entonces Príncipes de Asturias acompañados del presidente ZT (Zapatero Talante), el alcalde de Madrid Ruíz-Gallardón y un montón de autoridades. En aquel momento todo fue muy bonito y emotivo. Ahora el recuerdo a las 191 víctimas está cerrado. Y abandonado. Y, peor todavía, la tela donde estaban reproducidos los mensajes de homenaje escritos por los ciudadanos en el altar improvisado aquellos días en plena estación ya no forma parte de la cúpula del monumento. No. La instalación está abandonada, por lo tanto el sistema que tendría que elevarla no funciona. Y allí está, en el suelo, hecha un guiñapo. Derrotada. Como gran metáfora de todo. Y me quedo sólo con el detalle del monumento porque me pongo a recordar el uso político que algunos partidos que empiezan por P y acaban por P hicieron de las víctimas, de las del 11M y de las de ETA, todavía me pondré de mucho más mala leche.

Total, que a ver cuánto dura eso de París, sí. O, mejor dicho, a ver cuánto tardan en estropearlo.