El acuerdo para la mesa es total. Y absoluto. O sea, en este instante ya estamos completamente de acuerdo en acordar que tiene que haber una mesa. A partir de aquí habrá que acordar unos pequeños detalles sin mucha importancia como son decidir dónde, quién, cómo, cuándo y por qué. Nada, unos flequillitos.

Y eso se resolverá celebrando varias reuniones exploratorias que servirán para decidir cómo serán las reuniones preparatorias que concluirán en unos encuentros deliberativos que establecerán las bases a partir de las cuales construir el camino a seguir a la hora de convocar la mesa definitiva antes de la que ya será, esta vez ya sí, la reunión que nos dejará a las puertas de lo que denominaremos "LA" mesa.

Antes, sin embargo, se convocará una mesa previa a la primera reunión exploratoria para decidir si la mesa previa a esta primera reunión exploratoria tiene que tener un mediador. Y en caso afirmativo, se convocaría otra reunión de toma de contacto para decidir si este mediador recibe el nombre de mediador o de relator.

Seguidamente, ya habrá vía libre para hacer una reunión en la cual se decidirá si la mesa será convocada con el nombre de mesa o bien de mesa. Una vez escogido el nombre genérico, una decisión que se tomará en un plazo no superior a medio año, pero nunca inferior a dos meses, habrá luz verde para escoger si será una mesa o una mesa de negociación, de diálogo, de gobiernos, de autodeterminación, de desescalamiento, "de temas diversos de la cosa suya" o el resto de nombres que se decidan incluir en la propuesta, después de las correspondientes reuniones deliberativas. La combinación final será fruto de un sorteo. En un bombo estarán las palabras mesa y mesa y en otro todos los nombres propuestos como calificativo. Y durante una semana se irán extrayendo combinaciones hasta encontrar cuál es la que ha salido más veces.

Seguidamente ya se entrará en la fase final que nos dejará definitivamente en la antesala de la mesa exploratoria. Primero decidiendo la manera cómo se decidirá la fecha de la reunión previa que tiene que servir para escoger la fecha definitiva. Después pactando cómo se tiene que pactar la fecha y designando el lugar donde se tiene que celebrar la reunión para decidir la fecha. En este punto también se decidirá si cada una de las personas que tienen que decidir la fecha se tienen que comprometer o no a que la fecha decidida entre las diversas partes sea coincidente.

Y una vez llegados a esta situación ya sólo habrá que determinar por parte de los asistentes dónde deciden hacer la mesa exploratoria previa. Como en el caso de la fecha, se intentará pactar un lugar común. Si no fuera posible, cada una de las partes irá al lugar que crea conveniente y que no necesariamente tiene que ser en la misma ciudad. De cara a facilitar el acuerdo, sí que deberá existir el compromiso de que cada una de las partes se encuentre físicamente en una ciudad diferente a las del resto, pero del mismo continente. Si finalmente se decidiera que cada parte asistiera a la reunión yendo a continentes diferentes, en todos los casos se descartaría Oceanía. Y la Antártida.

Como ve, el acuerdo es inminente. Y total. Y absoluto. Y concluyente. Y explícito. Y definitivo. Y más. O no...