Navidad. Días de paz y amor. En teoría. La realidad, sin embargo, es que sí que lo son para mucha gente, pero para mucha otra son días de convencionalismos absurdos y de soportar gente insoportable a quienes no tienes nada a decir.

Todas las civilizaciones tienen una fiesta para reunir a las familias. Antes, los trabajos esclavos en el campo y las largas distancias que se tenían que recorrer con mula o carro hacían que eso sólo fuera posible conseguirlo una vez al año y porque es la época en que la tierra esta "muerta" y podían pasar dos o tres días sin tener que estar pendiente de ella. Y así nació la Navidad como fiesta familiar en la que después añadieron el "folre i les manilles" de la religión. Y para aprovechar el viaje y las sobras, nos inventamos Sant Esteve y los canelones. Y, como entonces la gente se pasaba el año comiendo lo que podía y hacía trabajos duros, las comidas eran contundentes. Hoy no tiene sentido. El cuarto canelón que te acaba embutiendo la madre o la suegra tendría que ser materia punible por el Tribunal de La Haya.

La solución al horror de la Navidad sería sencilla: páselo con quien realmente tenga ganas de ver. ¿Por qué estar con alguien que no te interesa? ¿Hace falta? ¿No, verdad? Y haga regalos sólo si cree que hay alguna cosa que puede hacer ilusión a la persona que lo reciba. Para acabar regalando una cosa impersonal y sin alma, por compromiso, no vale la pena perder el tiempo. Un abrazo sincero o preguntarle a alguien cómo le va la vida porque realmente te interesa, son grandes regalos.

Por lo tanto, Feliz Navidad si la celebra o Buen Solsticio si es el caso. O bueno, lo que sea que celebre. Deseo que se lo pase muy bien en compañía de personas que le provoquen felicidad. Y ría y disfrute. Y piense que el domingo, sea cuál sea el resultado de la asamblea de la CUP, Catalunya en pleno digerirá la bechamel. ¡Pam! ¡De repente! Que ya tocaba, que todavía ahora se nos pasea por el duodeno la cena que nos zampamos del 27 de septiembre y que no ha habido manera de digerirla ni bebiéndonos la cosecha mundial de té verde y de menta-poleo.