Millones de seres humanos (o más) de todo el planeta (o más allá) están pendientes del Parlament de Catalunya. Esta semana allí representan el vodevil titulado "Fui a la junta de portavoces y me pararon a coces". El argumento trata de una junta de portavoces que realmente no lo es del todo porque hay uno de los portavoces que no es portavoz porque todavía no ha sido escogido por el partido que tiene que escogerlo. De hecho, para que exista este portavoz primero tendría que existir un grupo parlamentario que, una vez constituido, eligiera a este portavoz. Sí, porque los portavoces no aparecen de forma espontánea como las setas aparecen de forma espontánea en el bosque sino que tienen que ser elegidos. Pero resulta que el grupo parlamentario que todavía no se ha constituido y que, por lo tanto, no tiene portavoz para enviar a la junta de portavoces, no se ha constituido precisamente por no tener portavoz y, por lo tanto, impedir que se constituya la junta de portavoces. No sé si me ha captado.

La obra, pues, empieza en el momento en que la junta de portavoces intenta reunirse para dar luz verde a un pleno que tiene que aprobar un documento. O dicho de otra manera, hay una parte de los grupos parlamentarios, ya constituidos y con sus portavoces elegidos, que quieren aprobar un documento. Y para hacerlo, necesitan convocar un pleno. Y quien convoca los plenos es la junta de portavoces. Pero si resulta que no hay junta de portavoces es porque no han sido elegidos todos los portavoces porque no han sido constituidos todos los grupos parlamentarios y, por lo tanto, no es posible reunir a una junta de portavoces que convoque el pleno que tiene que aprobar el documento. No sé si me sigue.

Y es justo en este momento cuando irrumpe en el escenario una cabra que, subida encima de una escalera de pintor, lee poesía contemporánea de las islas Feroe y las instrucciones de un secador de pelo escritas en esperanto. Mientras, por los laterales de la platea aparecen 3 bandas de majorettes jubiladas y un elefante rosa haciendo un pilar de dos encima de una foca en patinete que toca "Rosó, Rosó, luz de mi vida" con una trompeta de plástico. Y una vez todos ellos (y ellas) confluyen en un mismo punto, la junta de portavoces que todavía no es junta de portavoces, vestida con tutús, baila la lambada haciendo una vertical puente.

Llegados a este punto, es cuando usted me dice: "señor juntaletras, ¿quiere decir que hoy no se le ha ido un poquito la pinza?". Y entonces es cuando yo le respondo: "con toda sinceridad, y viendo lo que pasa estos días en el Parlament, creo que me he quedado corto".