Supongo que fue por casualidad que el sábado una hija me hizo volver a ver después de comer la película The Trial of Chicago 7, (El Juicio de los 7 de Chicago en castellano en Netflix), la historia de siete individuos detenidos durante una manifestación en contra de la guerra de Vietnam que fueron juzgados después de ser acusados de conspirar en contra de la seguridad nacional. Su arresto se produjo a consecuencia de unos disturbios provocados por la policía y el juicio, claramente político, y dio lugar a una serie de conflictos sociales que, al fin y al cabo, sirvieron de impulso y profundización de las libertades y los derechos civiles. Este episodio pone de manifiesto como los poderes reaccionarios utilizan las leyes y monopolizan su interpretación para perpetuarse a base de destruir al adversario.

Inevitablemente, la película, que en algunos momentos hace llorar de emoción, me ha hecho pensar en la situación de aquí, de España y de Catalunya y en las elecciones. Son las primeras elecciones después de la gran represión del Estado, de la sentencia a 99 años de prisión a los líderes independentistas, de la destitución sistemática de presidentes legítimamente elegidos, del ensañamiento judicial con los presos y de los procesamientos contra cerca de 3.000 represaliados acusados de delitos con penas pensadas para arruinarles la vida.

Las elecciones no son para decidir la independencia, sino para saber si la represión ha triunfado y ha hecho desistir a los catalanes no de la independencia sino de defender la democracia

Y hay que decir que durante la campaña, los candidatos españolistas han sido más sinceros. El "pasar página del procés" que propone Salvador Illa y que comparte con el resto de opciones unionistas equivale a aplaudir la represión y aceptar la derrota. No es una crítica, es una descripción. Cuando Illa dice que nos tenemos que "reencontrar", pretende un reencuentro con los presos en la prisión y los exiliados sin poder volver.

Por su parte, los candidatos independentistas se han disputado en un absurdo campeonato a ver quien es más independentista que nadie, cuando todo el mundo sabe que lo que está en juego ahora mismo en Catalunya no es la independencia, que va para largo, sino la democracia. Y para un país que no tiene ni quiere tener ejército y deplora la violencia, la democracia es la única vía para cualquier liberación. En Catalunya los tribunales españoles prohíben sistemáticamente el ejercicio de derechos fundamentales, de libertad de expresión, de libertad de opinión, de libertad de prensa, de libertad de manifestación... siempre y cuando los que se manifiestan no sean los policías de Jusapol. Han llegado a prohibir un cartel donde ponía "Democracia!" y les han ordenado a los periodistas como tienen que describir a los presos políticos. Y el rapero Pablo Hasél espera que lo llamen de madrugada como aquel estudiante que cantaba Maria del Mar.

En la película de los 7 de Chicago, salen frases que nos son familiares, los equivalentes en el "¡A por ellos!" por parte de la policia y "El mundo nos mira, que se gritaba aquí el 1 de octubre. Y lo cierto es que si el mundo mira ni que sea un poco el resultado de las elecciones en Catalunya sólo será para medir qué éxito ha tenido la represión. No sólo eso. En pocos días el Parlamento europeo tendrá que decidir sobre el suplicatorio al presidente Puigdemont y los consellers Comín y Ponsatí. Los grupos mayoritarios quizás querrán apoyar a sus homólogos españoles, el PP y el PSOE, y aprobar el suplicatorio, pero la Unión Europea también necesita demostrar que sus principios fundacionales siguen vigentes y será más difícil justificar el ensañamiento con un presidente que ha sido elegido democráticamente siempre que ha sido candidato y exculpado por tribunales belgas y alemanes.

El discurso de la resignación ante la represión pretende convencer de que en la medida en que los catalanes se porten bien y desistan de sus aspiraciones, el Estado los dejará de perseguir. Un planteamiento que ya desmintió Rosa Parks, la luchadora por los derechos civiles en los Estados Unidos, que decía "Cuanto más cedíamos y obedecíamos, peor nos trataban. Hay bastantes motivos para negar el voto a este o a aquel candidato, pero como dijo el obispo y premio Nobel Desmond Tutu: "Si eres neutral en situaciones de injusticia has escogido el lado del opresor".