"¿Con cuántos de los millones que gano me puedo comprar un cerebro nuevo?"
Ricardo "Finito" López (boxeador)

Aún no hemos empezado la campaña y ya hemos ascendido a cotas de abyección nunca logradas. ¡Bravo! ¡Bravo! La guerra de las lonas empezó con unas gracietas, pasó a señalar a personas concretas, ajenas a la política, y ha terminado con un tipo aullando en silencio su rabia respaldado por un dizque despacho de abogados. Nos lo cuentan hace unos años y no sangramos, nosotros que vivimos en Euskadi la guerra de las banderas y en Catalunya la de los lazos y estos pasados días la batalla arco iris. Madrid es pasto ahora de la guerra de las lonas. La guerra de pellas de mierda y rencor no la vimos venir. A cincuenta mil euros el golpe, que se dice pronto. Delito, no lo es. Asco, lo produce todo. Riesgo, lo tiene. Remedios, mejor los inteligentes.

¿Cómo hemos llegado al desplegable de la bestia parda aullando? Primero fue un tímido intento de Nuevas Generaciones colocándole en la jeta al PSOE, en plena calle de Ferraz, una lona roja en la que aparecía el gobierno más Otegi, Rufián, Echenique, Montero, los clásicos, con el lema: "La coalición de Gobierno seguro que os desea Feliz 2023". Chusco, pero mira, ni tan mal. Más tarde llegaron las municipales y ahí arrancó el gran despliegue, incidiendo en los diversos grados de toda suerte de pecados capitales. Lona enorme y narcisista de Begoña Villacís con el sesudo eslogan: Madrid D.C. Sí que es muy guapa y casi ni molestaba. "Madrid es la hostia", colgó en un edificio Más Madrid, para darle el toque transgresor —entiéndanme, transgresor viejuno— de soltar un taco. Luego Podemos envidó y colgó de una fachada el careto del hermano de Ayuso. Lo cierto es que ese señor ni ha sido condenado, ni imputado, ni existe ningún procedimiento contra él, ni concurría a elección alguna. Fue retirada por orden de la Junta Electoral, porque ya la línea era evidente. Insistieron. Se fueron al barrio de Salamanca y colgaron otra lonaza con la foto de su candidato, Sotomayor, corriendo y un texto que empezaba: "Los cayetanos de este barrio...." ¡Deben pensar que les ofende que un podemita les llame así!

La cosa apuntaba maneras pero aún no había llegado a lo más espeluznante. Hace un par de semanas Vox colgaba una macrolona con una mano lanzando a la papelera los símbolos feminista, LGTBI, la senyera indepe, la agenda 2030, la hoz y el martillo y alguna cosa más. Lo cierto es que no es delito no compartir esas ideas, incluso pueden decir que son una basura. Libertad de expresión a full pero iniquidad, toda.  Fue retirada por la Junta Electoral, no por lo que decía, sino porque la campaña electoral aún no había empezado y su contenido era claramente electoral.

Así es como hemos llegado a ese tipo calvo aullando, ese que si tuviera sonido nos estremecería, que le dice a una fotografía del presidente del Gobierno: "Tú a Marruecos. Nosotros a Moncloa". No pienso poner el nombre de esa pseudoempresa ni de su cabecilla. Buscan publicidad, pues lo contrario. A la vuelta de la fachada aparece el clan de los más odiados por la ultraderecha: Montero, Rufián... ya saben. En esta acción sí que se ha producido un salto cualitativo, aunque no sea exactamente el que el PSOE sugiere.

A lo mejor la lona no es el problema, el problema es la tolerancia con actividades que plantean instituciones paralelas en una democracia

Parto de la base de que no se trata de un delito de odio. Hay odio, desde luego, odio a gritos, odio proclamado, odio publicitado. Los delitos de odio están tipificados y se refieren a algo muy concreto. Odiar a Sánchez no es delito aún. Pero sí es un discurso de odio y sí se sitúa en la antesala de insinuar que se puede cruzar la línea de la palabra. La lona lleva el nombre de ese grupo parapolicial que ya la lio en las elecciones en Barcelona. Otro hito de ese camino de transgresión: convocaron una manifestación contra la alcaldesa y candidata Colau. Era una forma intimidante de entrar en una campaña.

La lona de Madrid la firman ellos y un bufete de abogados —al que no les recomiendo que acudan en busca de asesoramiento—, al que tampoco voy a publicitar, pero cuyo socio principal se llama Xaime Da Pena, que hay veces que eres tan transparente que con el propio nombre vas diciéndolo todo. "Yo lo que propongo —decía este individuo en sus redes— es lo siguiente: ¿no sería más sencillo mandar a tomar por culo a Pedro Sánchez? Igual hasta me animo". Dicho y hecho. 50.000 € y el cabreo de los vecinos del edificio que no tenían ni puñetera idea de lo que les iban a encasquetar para tapar la obra. Añadiendo confeti, el tipo calvo y mazao que va de negro, se ha descolgado afirmando, tras la sarta de mentiras habitual, que como en España pase lo de Francia: "yo mismo crearé el Ejército de la Calle" para "salir a defender a mi patria y a mi familia". Tela.

La lona de la calle Alcalá no es delito, por mucho que quiera el PSOE, entre las minorías que menciona el Código Penal no figuran ni los presidentes de Gobierno ni los políticos, por muy minoritarios que sean. La Junta Electoral —a la que ha acudido Rufián— no sé si va a poder controlar lonas que no son de partidos ni candidatos. La lona se mueve en la ambigüedad suficiente para que el derecho penal no pueda entrar. Por eso propongo que se les combata con inteligencia. No sé. La Ley de Publicidad, en su artículo 3, considera ilícita la publicidad "que atente contra la dignidad de la persona y vulnere los valores y derechos recogidos en la CE" en lo que se entiende incluido "cualquier forma de publicidad que coadyuve a generar violencia o discriminación" o, incluso, "la publicidad agresiva". Creo que con eso y con el malestar de la propia comunidad de vecinos debería de bastar para que sea retirada.

Ahora bien, eso no nos arregla el problema de fondo: tenemos un grupo que, cobijado como empresa, se constituye en policía y justicia paralela. No contentos con ello, entran en el ámbito político a determinar que un presidente electo debe estar fuera y ellos en el gobierno sin concurrir a elecciones. Eso sí que está en otra dimensión. Una dimensión que no se veía desde los años previos a dos grandes conflictos como fueron la guerra civil española y la II Guerra Mundial. ¿De qué les suenan esos rostros aulladores? ¿En qué carteles de los años treinta los hemos visto? Nadie bramaba mejor que el cabo austriaco ¿Cuándo empezaron las ideas políticas a tener de forma paralela a grupos más o menos agresivos o violentos o hasta armados defendiéndolas? Sigan el hilo de la historia y de las consecuencias que provocó.

El monopolio no solo de la violencia, sino de la impartición de Justicia es del Estado y es obvio que este grupo está compitiendo con sus competencias. Hay denuncias y condenas contra miembros del mismo por allanamientos, coacciones o lesiones que aún no son firmes, mientras que otras se archivan como refriegas aisladas. Hace tiempo que se reclama que la Fiscalía y las policías entren en esta cuestión e investiguen no un hecho puntual, sino si la actividad que lleva a cabo esta "empresa" es lícita y constitucional. A fin de cuentas, se trata de un grupúsculo que cobra por determinar quién debe ser expulsado de dónde y que lo lleva a efecto. ¿No es eso arrogarse las labores propias del Estado? A lo mejor la lona no es el problema, el problema es la tolerancia con actividades que plantean instituciones paralelas en una democracia. Algo que los medios de comunicación deberían haber tenido muy presente cuando les daban bola porque sus burradas proporcionaban audiencia. Hay muchas culpas que repartir y un riesgo cierto en las calles. Nos lo han colgado delante de los morros. Que nadie diga que no lo ha visto.