De nuevo las encuestas de las dos últimas semanas han errado el pronóstico de una ola gigante republicana en las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, gracias en buena parte al descalabro de candidatos trumpistas en los estados que decantan mayorías. La victoria republicana en la Cámara de Representantes no ha sido tan gigante como se preveía y la mayoría en el Senado probablemente no se decidirá hasta la segunda vuelta en Georgia el 6 de diciembre, lo que permite mantener a los demócratas ciertas esperanzas de salvar algún mueble. En todo caso, los dos años que le quedan de mandato a Joe Biden serán una carrera de obstáculos, como estaba previsto, pero ya no es nada seguro, de hecho poco probable, que la carrera presidencial para el 2024 se convierta en un paseo militar de regreso de Donald Trump. Tras los resultados del martes, si Trump se postula de nuevo para presidente, encontrará contrincantes dentro de su mismo partido que le ven como una influencia negativa para recuperar la Casa Blanca.

Donald Trump ha hecho campaña en las midterm a base de promocionar a unos 300 candidatos a la Cámara y al Senado que le hacen la pelota insistiendo en el robo de las elecciones de 2020. Incluso Mitch McConnell, líder de los republicanos en el Senado, expresó su preocupación por la categoría intelectual y moral de los personajes susceptibles de conseguir un escaño en cualquiera de las cámaras. Y bueno, lo que ha pasado es que eso que le funcionó bien a Trump en las primarias republicanas, ha propiciado la movilización de las bases demócratas en estados tan decisivos como Pensilvania, Arizona o Michigan. El voto a la contra es un fenómeno creciente cuando las posiciones están polarizadas. Biden se ha convertido en un presidente bastante impopular, pero en según qué estados el rechazo a Trump eleva la participación de demócratas, que votan tapándose la nariz.

No es un fenómeno americano. A menudo, los estrategas de los partidos confían más en el rechazo del adversario que en las virtudes del proyecto propio. Esto se vio en Francia para detener a Le Pen cuando Macron no despertaba ningún entusiasmo. En España, Aznar fue el gran movilizador de las izquierdas en las generales de 2004 contra la candidatura de Rajoy. En Catalunya, el PSC de Pepe Zaragoza hizo campaña con aquel eslogan "Si tú no vas, ellos vuelven". En este sentido, algunos candidatos demócratas han llevado a cabo una campaña ciertamente peligrosa que consiste en contribuir de diversas formas a que los candidatos trumpistas ganaran las primarias republicanas considerando que resultaría después más fácil vencerles en la elección general.

Biden sufrirá lo que no está escrito hasta el 2024, pero Trump se ha confirmado como una referencia perdedora en los estados que decantan mayorías

Un caso paradigmático es el del gobernador electo de Pensilvania, el demócrata Josh Shapiro. En las primarias hizo una inversión publicitaria proclamando a Doug Mastriano como el “mejor candidato de Donald Trump”. Mastriano ganó las primarias republicanas, pero ha perdido contra pronóstico ante Shapiro y ha decantado la victoria demócrata en el Senado en ese estado clave. Lo mismo ha ocurrido en Michigan y está a punto de ocurrir en Arizona. De hecho, el discurso de Joe Biden la última semana de campaña se resumía con la frase "la democracia está en juego". Dicho de otro modo, los demócratas han jugado frívola y desesperadamente la carta de la polarización y los republicanos menos alocados observan que desde las presidenciales de 2016, la bandera de Trump les lleva al desastre. La omnipresencia mediática del 45º presidente distorsiona una realidad objetiva. En sólo cuatro años de mandato, fue el primer presidente en décadas en perder la Cámara, el Senado y la Casa Blanca, todo de golpe.

Ahora los republicanos saben que los demócratas lo tendrán muy difícil para ganar las presidenciales de 2024. Biden cumple este mes 80 años y sus lapsus comienzan a ser objeto de preocupación o burla. Nada más que pierda una de las cámaras, los republicanos le someterán a acoso y derribo. No se vislumbra una recuperación económica, la guerra de Ucrania evoluciona como un quebradero de cabeza terrible para el presidente, con disidencias en su propio partido y boicot de los adversarios a sus posiciones. Para el Partido Demócrata, mal si Biden se postula para un segundo mandato y mal si no lo hace, porque, hoy por hoy, no se divisan nuevos liderazgos y si surgen, habrá conflicto interno. Tampoco la vicepresidenta Kamala Harris parece una opción ganadora. Apenas aparece en los medios y casi siempre por varios problemas internos y su popularidad es aún menor que la del presidente. Así pues, los republicanos tendrían todas las de ganar en 2024... siempre y cuando no irrumpa Donald Trump para movilizar a los demócratas como ocurrió en 2020.

Está por ver si, como ha venido anunciando, Trump presenta su candidatura a presidente en los próximos días. Es probable que lo haga para complicar los procesos judiciales que están pendientes contra él por su responsabilidad en el asalto al Capitolio, pero es inexorable que por primera vez surjan del Partido Republicano personajes ambiciosos dispuestos a disputar la carrera, dado que si ganan a Trump, la elección general puede resultarles mucho más fácil. De hecho, ya se han producido los primeros indicios. El gran ganador de las midterm se llama Ron DeSantis, que ha sido reelegido gobernador de Florida con el mejor resultado de los republicanos en los últimos veinte años. DeSantis es un conservador de los que asustan y había apoyado a Donald Trump cuando Trump era el caballo ganador. Sin embargo, en esta campaña ha evitado acercarse al expresidente, que tiene en Mar-a-Lago, Florida, su domicilio. DeSantis ha advertido que la foto con Trump no le ayudaría. Los resultados le han dado la razón y Trump ha visto enseguida que se le subía a las barbas un adversario de cara a las presidenciales. Algunos medios dicen de DeSantis que es "un Trump con cerebro". Y Trump, el mismo día de las midterm, se apresuró a hacerle casi chantaje. En declaraciones a la Fox, sobre la posibilidad de una candidatura de DeSantis a la presidencia, Trump dijo: "Te diría cosas sobre él que no serán demasiado halagadoras, sé más sobre él que nadie, aparte de, quizás, su mujer”. Está claro que, a falta de demócratas, son los hasta ahora trumpistas los que harán caer a Trump.