¿Qué soldados son los mejores para una guerra comercial con China? ¿O, en general para volver a hacer grande a América? Para Donald Trump está claro: gente como él.

En esta nueva fase en la que entra él a trompicones, en Estados Unidos no se trata ya de que la clase dirigente tradicional adopte enfoques "business friendly", (partidarios de la oferta y del mundo de los negocios) sino de que sean los propios empresarios los que lleven la batuta y manden. El ciclo que se abre con Donald Trump va seguramente a sorprender porque la manera de entender el mundo de los ejecutivos difiere de la sabiduría al uso y habitual, ya que están obligados a decidir cosas que no son siempre del gusto de todos. Por eso, pueden entrar en conflicto interno y externo, como está  ocurriendo ya en el caso del comercio internacional. 

"Donald Trump es un emprendedor pragmático", dice Anthony Scaramucchi, fundador de SkyBridge Capital y miembro del equipo de asesores del presidente electo. El futuro vicepresidente, Mike Pence, representa el "establishment" republicano, pero sus consejeros económicos son empresarios de éxito, industriales, del sector de la construcción o financieros, como Steven Mnuchin, ex ejecutivo de Goldman Sachs.

Trump va a gobernar su país como el consejero de una empresa

Los analistas americanos señalan que Trump va a gobernar su país como el consejero de una empresa, buscando siempre maximizar los intereses de América. En materia económica, social o de seguridad.

Si en materia de crecimiento, su proyecto de rebajar los impuestos para recuperar cerca de 2,5 billones de dólares expatriados por compañías americanas con el fin de relanzar la inversión obtiene apoyos. Y le ocurre lo mismo cuando propone destinar 1 billón de dólares a obras de infraestructura, en el momento en que Trump aborda el terreno del comercio, aunque sea para recuperar puestos de trabajo en el país, siente que entra en terreno pantanoso, dentro y fuera.

El sector manufacturero americano está reclamando al triunfador de las elecciones que se aleje de su retórica amenazadora respecto al comercio y adopte una posición negociadora con Canadá o México, al igual que con China. "Hay dos millones de empleos en el sector manufacturero en este país que dependen de nuestra relación comercial con Canadá y México", ha dicho Linda Dempsey, vicepresidenta de asuntos internacionales de la Asociación Nacional de Manufactureros. 

Igualmente, la sofisticada cadena de suministro de productos electrónicos de Asia y la masiva concentración de mano de obra en la región son dos obstáculos que se interponen en el camino de la promesa de Trump de hacer que las empresas estadounidenses repatríen los empleos manufactureros.

Ante los cambios de las preferencias de los consumidores, la reacción de las compañías del sector ha de ser muy rápida ocupando a un elevado número de trabajadores. "Y hay una cadena de suministro de electrónica muy fuerte en Asia centrada en torno a China” dicen los profesionales.

Es una cuestión que Trump necesitará plantearse si pretende devolver la producción a gran escala a una economía estadounidense que, según estimaciones del Instituto de Política Económica, de Washington, ha perdido más de 5,4 millones de empleos manufactureros y 82.000 fábricas entre 1997 y 2013.

Trump ha amenazado con imponer un arancel del 45% sobre las importaciones chinas a EEUU

“Voy a hacer que Apple comience a hacer sus computadoras y sus iPhones en nuestro país, no en China”, dijo Trump en marzo. El presidente electo ha amenazado con imponer un arancel del 45% sobre las importaciones chinas a EEUU. La medida podría hacer caer el PIB de China un 4,8% y las exportaciones chinas a EEUU, el 87% en tres años, según Daiwa Capital Markets.

Pekín ya ha respondido. El viernes, el Gobierno anunció la aplicación inmediata de tasas antidumping sobre productos siderúrgicos del 48,5% contra EEUU y del 25,9% contra su aliado, Japón. El exceso de oferta de acero chino ha sido un motivo de fuerte controversia internacional, incluyendo a Europa. Empezar por ahí la batalla quiere decir que el objetivo de alcanzar equilibrios sectoriales forma parte del pasado.  

No obstante, se recuerda que Trump fue autor de un best seller de management titulado "El arte de pactar", cuyas lecciones deberá aplicar ahora. Tras su victoria electoral, el presidente chino Xi Jinping le llamó por teléfono para felicitarle señalándole que "la cooperación es la única opción", a lo que el americano respondió: "China y EE. UU. pueden lograr beneficiarse mutuamente". Entre esos dos puntos, el statu quo y un cambio no fatal para ninguno se encuentra el margen de negociación, decían los expertos. Ahora todo está en el aire.

El equipo económico en formación de Trump no quiere seguir las pautas tradicionales políticas porque, a su entender, conducen a la inacción. La falta de valentía para abordar las reformas estructurales necesarias para mantener un ritmo de crecimiento alto que mejore la vida de los trabajadores es un ejemplo de ello. Hace falta gente más firme, menos preocupada por el ciclo electoral.

El hecho de que la selección de empresarios por parte del futuro inquilino de Casa Blanca tropiece con la piedra del conflicto de intereses, como es el caso de Rudolph Giuliani, el prestigioso exalcalde de Nueva York, dificulta la formación de equipos, como se aprecia estos días.

Pero queda pendiente el nombramiento del secretario del Tesoro, figura clave porque las relaciones con la Reserva Federal prometen ser además difíciles. Están como principales candidatos Steven Mnuchin, que ha dirigido la división económica y financiera de la campaña, y Wilbur Ross, pero toda la atención se centra en lo que vaya a hacer el que sería la estrella del equipo: Jamie Dimon, presidente y consejero delegado de JP Morgan, uno de los financieros más prestigiosos del mundo.

En una carta a sus colegas del banco fechada el 9 de noviembre éste escribe: "Estamos viviendo un profundo cambio político y económico en todo el mundo. Y los ciudadanos estadounidenses han mostrado el profundo deseo de cambio en las votaciones para la elección de Donald Trump. Hemos escuchado a través de los procesos democráticos en Europa y Estados Unidos la frustración que mucha gente siente con la falta de oportunidades económicas y los desafíos con que nos encontramos. Necesitamos prestar atención a esas personas". En su opinión, "falta política, gente pensante". "Muchas personas se sienten frustradas ante el discurso político", agrega.

¿Aceptará el cargo de secretario del Tesoro, se limitará al papel de asesor económico, o se abstendrá? Noticias contradictorias sobre su decisión están circulando en Nueva York, donde el valor en bolsa de su banco se ve afectado. Dimon podría terminar de cerrar con garantías el polémico círculo de expectativas que ha empezado a trazar Trump. Su respuesta puede ser decisiva.