Después de 93 días y 16 horas, hoy empieza oficialmente el otoño. Lo hará esta tarde a las 20:19 h. Poco a poco, menos horas de sol, más frío. Soplan tiempos de cambios, no solo astronómicamente hablando. También TV3 (que ahora se llama Som 3 Cat) y el 3/24 (que se hace llamar 3 Cat Info) —que ya no sabemos si escribirlo junto o separado ni qué nombre tenían— han querido aprovechar la ventolera y cambiar de estación, de grafismo y de plató. Pero no ha sido todo bonito. Ahora, todo es más bien gris, como el tiempo. Lo meteorológico, que se acerca a la calle, y el de la previsión, que sufrimos en pantalla.
Antes de entrar en materia de diseño (muy criticado en redes y que no tiene desperdicio, a pesar de las primeras rectificaciones ya aplicadas, en vista de la emplastadura), quisiera abordar un par de cuestiones conceptuales: es una oportunidad perdida, primero, para poner el Alguer en el mapa de los Països Catalans, como ciudad sarda del dominio lingüístico, y, segundo, para mostrar el país por veguerías catalanas y no por provincias españolas. Habrá quien diga que, como es “la tuya”, “la nuestra”, hay que defenderla. Y sí, pero no todo vale y a menudo los caballos de Troya son peores que las catapultas fuera de los muros.
Si aparecen Catalunya, el País Valencià, las Balears, la Catalunya Nord, Andorra, la Franja de Ponent y la Val d'Aran, también, ya que estamos, se debería acabar de estirar la pantalla —ahora que es tan grande— hacia el este y hacer salir el extremo occidental de la isla de Cerdeña, donde la lengua está muy viva, se empeña en seguir estándolo y existe un notable sentimiento de catalanidad (además de una oficina de la Generalitat en el centro del Alguer). O, al menos, poner la ciudad en un recuadro inferior lateral, como en la previsión del Estado colocan a las Canarias. La unidad lingüística también es esto y debería prevalecer ese criterio. Son ocho los territorios de habla catalana.
También son ocho las veguerías, pero, en cambio, en el mapa de El Temps de Catalunya, la división administrativa se hace por provincias (como en las matrículas de coche antiguas que Aznar quiso diluir, que España es una y no cincuenta y una). Y eso a pesar de tener una ley de veguerías aprobada —y no desplegada, cierto— desde 2010 y ampliada en 2017. La lógica de la ordenación física e institucional de nuestro país se basa en estas ocho veguerías (Terres de l'Ebre, Camp de Tarragona, Ponent, Alt Pirineu, Penedès, Barcelona, comarcas centrales y comarcas gerundenses, además de la Val d'Aran) y no tener eso en cuenta es una ofensa, por no hablar de que ya ni ponen los nombres de las ciudades: Fraga, Maó, Tortosa, Perpinyà...
La renovación de los informativos de TV3 nos deja una previsión de El Temps gris, plana, pequeña y con menos elementos nacionales, y es una oportunidad perdida, primero, para poner el Alguer en el mapa de los Països Catalans y, segundo, para mostrar el país por veguerías catalanas y no por provincias españolas
Si hablamos del diseño, tampoco es que la renovación salga muy bien parada. No dudamos de los avances tecnológicos aplicados y de la necesidad de implantarlos, ni de los meses que deben de llevar preparándolo (y el dinero que habrá costado), pero el resultado es poco atractivo: colores tristes y oscuros (dominan el gris y el negro, que nunca sabes qué es mar y qué es tierra) y cuando hay color predomina el naranja de forma exagerada, también en los TN (como si el diseñador fuera de Ciudadanos) en un cromatismo desagradable a la vista y excesivamente chillón. Lástima que se esté desmantelando un servicio que pasa de ejemplar a deficiente y que cuenta con meteorólogos y especialistas de alto nivel.
Cuanto más grandes son las nuevas pantallas, resulta que más pequeños se ven los números y cuando al día siguiente, deprisa ante las quejas, quisieron poner los números un poco más grandes, tampoco gran cosa, entonces resulta que el rectángulo azul que contiene la temperatura tapa las comarcas y se solapan, sin saber muy bien a cuál corresponden los grados. Además, se echa de menos el relieve físico del mapa, saber qué es plano y qué es montaña, y quizá sobran tantas flechitas moviéndose sin parar, mareándonos la vista. Que quizá mi vista de mujer de 49 años no ayuda, pero vamos, que no es solo eso. Nos han vendido la gran renovación estética y, la verdad, lo de antes era más bonito y entendible (y no es un comentario carlista, que en esta columna tendemos al libertinaje).
Tampoco nos meteremos en la tarea de los profesionales, periodistas, comunicadores. Muchos de ellos hacen un trabajo excelente, algunos ya han mostrado su descontento (como el propio Comité de Empresa de TV3 o el Consell Professional de Catalunya Ràdio) y otros no lo deben ni poder decir, pero en ciertos aspectos la publicitada remodelación de la cadena se parece más a una degradación. La geografía sentimental (de los mapas y de los elementos nacionales) brilla por su ausencia; en el ámbito global, eliminar marcas que funcionaban y hacían país no tiene mucho sentido ni explicación.
La nueva imagen de los informativos homogeneiza la forma de transmitir los datos y las noticias, todo es plano, como el encefalograma del propio país. En fondo y en forma. Vete a saber si también es un reflejo de la actual manera de gobernar, gris toda ella y de supuesta convivencia y normalidad, porque cuesta creer que detrás de las razones tecnológicas no haya motivos políticos más profundos. Pasamos de TV3 a 3Cat, y ahora, si me permitís el humor semántico, pasamos de 3Cat al gris oscuro del Triste Cat. Como ha dicho la escritora y politóloga Cinta Arasa en su perfil de la red X: “¿No notáis la presión del calzador con el que nos pretenden encajar el marco mental español?”. Quizá esta no sea la única explicación a tanto desbarajuste, pero resulta difícil descartarla como plausible.