A ver si así se entiende: en Catalunya, si un paciente castellanohablante va a cualquier centro médico -público o privado- tiene la garantía de que será atendido en castellano. En cambio, un paciente catalanohablante no tiene al 100% esta garantía de ser atendido en catalán y a veces ni siquiera a ser entendido. El sentido común, pero sobre todo la ley actual, dice que el paciente castellanohablante y el catalanohablante tienen los mismos derechos. La única manera que estos derechos queden garantizados para los dos pacientes es que quien los atiende sepa el castellano y el catalán. Y eso es responsabilidad del profesional y por extensión de la administración. De la misma manera que con el derecho a la sanidad pública nadie cuestiona que el personal que atiende tiene que tener la titulación correspondiente en medicina, para garantizar el derecho lingüístico hace falta que este mismo personal tenga acreditado este conocimiento en las dos lenguas.
En este punto tendría que acabar la discusión y seguramente el artículo: todo el mundo que dispense una atención al público en Catalunya tiene que saber el catalán. Como requisito obligatorio, sí. Pero no por voluntad de ponerle las cosas difíciles a quien aspira a aquel puesto de trabajo, sino para ponerle fáciles a la ciudadanía. No hay ningún otro ámbito en que se discutan los requisitos pensando en el bien común de la sociedad. Cuando para obtener una licencia de obras se piden las garantías de sostenibilidad medioambiental no se hace para poner palos en las ruedas al promotor sino para que el resto de la sociedad no suframos su contaminación. Y no he visto ninguna obra de teatro patrocinada por el ayuntamiento de Barcelona en que se ridiculice el requisito de protección ambiental como un obstáculo.
La idea de que se traslada es que el catalán tiene menos derechos que el castellano porque tiene menos hablantes
Y es que por varios factores absolutamente interesados, es decir, políticos, es decir, nacionalistas españoles, se ha querido imponer la consigna que el catalán es prescindible. Ya sea de manera directa, como los gobiernos del PP y Vox en Baleares y País Valencià, o de manera pretendidamente irónica -como esta semana en el pseudo-gag de 'Teatro Sin Papeles'- la idea de que se traslada es que de los dos idiomas, uno no hace falta que tenga tanta consideración. A nadie se le ocurriría pensar que un médico de Toledo puede pasar consulta sin entender a sus pacientes castellanos. Ni me imagino una obra de teatro de un grupo de actrices venidas de Alemania en que se mofan del hecho de que para ser médico en Castilla-La Mancha te piden saber el castellano.
Cuando este argumento parece más o menos entendido, entonces aparece otro, mucho más sibilino y peligroso y que sostiene que el castellano es prioritario porque es una lengua que dominan a 600 millones de personas en el mundo mientras que el catalán a duras penas llega a los 10. Y este es el argumento más perverso de todos porque proyecta que el catalán es menos honorable, menos digno e incluso menos legal que el castellano porque la proporción de hablantes es de 1 a 60. Como si la legalidad viniera dada por el número de hablantes. Siguiendo este absurdo principio, la comunidad china establecida en el distrito de Usera de Madrid, podría exigir que los médicos del CAP los atendieran en chino porque en el mundo hay el doble de personas que hablan este idioma respecto de los castellanohablantes. Y tampoco he visto ninguna compañía de teatro chino haciendo una obra ridiculizando que médicos chinos no pueden ejercer en Madrid si no saben el castellano con la frase "pero qué es más importante, saber castellano o saber medicina"?. Ya sé que esta distopía puede parecer ridícula e incluso ofensiva, pero no he empezado yo: esto es exactamente eso lo qué ha pasado esta semana. Y pagado con dinero público. No recuerdo cuál fue la última vez que con dinero público se pagó una expresión de mofa a un derecho elemental. Y todavía menos patrocinado por un ayuntamiento, el de Barcelona, que por acción directa o apoyo indirecto hace diez años que está gobernada por el binomio PSC-Comuns. Pero ya se sabe que, como decía George Orwell en Rebelión en la granja, "todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros".