People in Red Barcelona Gala. No puedo hacer la traducción "gente de vino tinto", que es lo que me iría bien… Pues sí, el color negro y los colores vino rosado y de los tipos borgoñas han sido los más destacados de la gala. Como lo fueron, respectivamente, los vestidos de Laura Escanes, de Laura Fa o de Cristina Puig. Casi tanto como el color rojo Ferrari, que siempre es el protagonista, como lucieron Alba Paul, Natàlia Sánchez o el propio Marc Clotet. Quince años de esta fiesta. De la fiesta de Barcelona por excelencia. Y no lo digo yo, sino que ya se titula así. Aunque algunos todavía decimos "la gala del SIDA" y olvidamos que lo importante no es la fiesta, sino el casi millón de euros que se logró para que el doctor Clotet y la Fundació Lluita sigan investigando sobre las enfermedades infecciosas. Porque el VIH no nos preocupa tanto como antes, pero sí las pandemias, el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas. Hay que tener muy en cuenta que todos (es decir, un 100%) sufriremos una infección a lo largo de nuestra vida. No solo es recaudar dinero con la cena o la rifa, sino que todos y todas podamos seguir contribuyendo a la web.

People in Red Barcelona —como nos hicieron notar los brillantes presentadores de la gala, Andreu Buenafuente, junto con la querida Sílvia Abril— ha incorporado la ubicación al nombre "por si alguien se pierde", con los chistes del Barça-Madrid y la presencia de la plana mayor de la política catalana. Hay gente que brilla por sus looks y otra por su buen rollo. Como, por ejemplo, Rigoberta Bandini. La actriz Cristina Brondo y servidora lo dimos todo —como todos los años— en el baile, gracias a nuestro querido DJ Fede Sardà. Y los embajadores de la gala, Martina Klein y Àlex Corretja, se quedaron con nosotros a cerrar la fiesta del MNAC. Sí, la excelente organizadora de la gala, Laura Duran, y su magnífico equipo, junto con nosotras, somos las últimas en coger el tique de la guardarropía. Como cuando teníamos diecinueve años. Un día es un día. Siempre me pregunto: ¿cuándo volveré a tener la oportunidad de volver a bailar con mi amiga la canción Amante Bandido? Y es que el "brondismo" es un estado de ánimo. Al día siguiente, cuando te levantas a las seis para preparar la casa y llevar a los niños a la escuela, te acuerdas de que hace más de veinte años que tienes veinte años. Pero como no te pasas ni con la bebida ni con los tacones (no tanto por responsabilidad como por experiencia), puedes ir a trabajar como una semidiva. Y es que los inteligentes (porque no iban cargados de alcohol) cócteles del premiado Manel Vehí eran una delicia. Como los aperitivos de Jubany y los vinos con sabor a Cadaqués de Martí Faixó.

Hoy en día, lo más transgresor no es ir desnuda como Bianca Censori en los Grammy, sino ir sin pestañas postizas, ni micropigmentación, ni maquillaje, como Pamela Anderson

Es gracioso ver que, al igual que en los Bridgerton, existe una temporada de bailes y fiestas en Barcelona, y aunque la temporada es más corta y menos pomposa, también se respira un cierto renacimiento primaveral. Aunque siempre nos quejemos por lo que nos falta en vez de celebrar lo que tenemos. Si tenemos sequía, normal que nos preocupemos. Pero sí, si aún no llevamos sandalias a mediados de mayo, también. ¿No decíamos que no había medias estaciones? ¿Pues de qué nos quejamos? No era la primera vez (y espero que no sea la última) que vi al cantautor y compositor Rufus Wainwright cantar la versión de Leonard Cohen Hallelujah, que al final se convierte en una plegaria o un mantra. Todo es lícito (porque sirve). Cada vez creo más firmemente que, al igual que con las personas y las situaciones, de las religiones nos tenemos que quedar con lo mejor de cada una y hacer nuestra mezcla personal que nos sirva para tener una perspectiva vital que nos ayude a digerir la vida. Al final, el arte y la espiritualidad se centran en esta mirada y el filtro que le quieras poner a lo que te pasa. Y hablando de filtros, cuando en una misma semana está el Festival de Cannes, las fotos de Instagram quedan colonizadas por los nuevos looks de Eva Longoria y los nuevos mandamientos de protocolo.

En la alfombra del People in Red no se necesitan los códigos de vestimenta. En Catalunya, aunque cada vez haya más presencia nacional e internacional, no hace falta que nos digan que no a los volúmenes estratosféricos o a los vestidos de transparencia extrema, como en el cuento del rey desnudo. Tenemos sentido común. Y es que en la vida todo se basa en esto. En utilizar el sentido común en todo lo más banal o profundo. Porque el exterior también refleja tu interior. Y más que apostar al vestido de la venganza, soy más del triunfo sobre tus demonios. Porque el éxito es aceptar lo que no puedes cambiar, y estar donde, con y haciendo lo que amas. Seguramente, anhelamos más esto que el total look wet que lucen las famosas. Al final, no es tanto el diseñador, como la manera como llevas tú esa prenda. Un mood que no entiende de postureo y sí de áurea. No tantos tratamientos anticelulíticos y más churros con chocolate entre sonrisas entre las amigas. Porque hoy en día, lo más transgresor no es ir desnuda como Bianca Censori en los Grammy, sino ir sin pestañas postizas, ni micropigmentación, ni maquillaje, como Pamela Anderson. "Pamela Anderson lo somos todas. Ese es el clickbait que usaré", clama en el último disco la Bandi. "Té hicieron sentir pequeña, y no supimos quién eras más allá de tu belleza". Porque cuando ya no te pueden criticar por tu escote, solo queda seguir demostrando el talento. Al final, no es cómo nos ven los demás, sino cómo te hablas a ti misma. Podría seguir cantando eso de "no sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas", pero lo dejaremos aquí. Que ya tengo entradas para ir a ver a Paula Ribó con mi madre y mis niños.