Este próximo 1 de octubre se cumplirán 5 años del acto de soberanía realizado por el pueblo de Catalunya más importante desde hace décadas. 5 años son muchos, demasiados, sobre todo para alguien como yo, que viene del mundo empresarial, donde nos gustan la acción y los resultados, mucho más que los debates o las tertulias interesadas.

Pero si analizamos con un poco de perspectiva, estos 5 años se podrían resumir en algunos hechos, para mí determinantes, para explicar por qué que no se ha adelantado y culminado el procés.

Primero. El 27 de octubre se declaró la independencia, con todos los matices que se quiera, pero la declaración se aprobó en el Parlament y nadie la ha anulado.

Segundo. El 21 de diciembre el independentismo volvió a ganar, pero el 30 de enero de 2018 el president del Parlament, Roger Torrent, no permitió la investidura del president Puigdemont. ¡Qué diferente habría sido todo si se hubiera permitido aquella investidura! ERC la abortó.

Tercero. Se tuvo que esperar 3 intentos, casi 5 meses para investir al president Torra, primero por el impedimento de la justicia a investir a Jordi Sànchez y después el de la CUP para investir a Jordi Turull. ¡Qué diferente habría sido también cualquiera de estas investiduras con un president en prisión!

Cuarto. El president Torra, a pesar de intentar una reactivación del procés, no fue capaz de alcanzar acuerdos suficientes con ERC y la CUP y, finalmente, fue destituido con el apoyo de ERC por haber colgado una pancarta. Todos sabemos que solo con una justicia demofóbica podía acabar destituido el president de la Generalitat por aquella pancarta. La covid supuso alargar casi dos años el procés que quedaba en segundo término, aunque seguramente a algunos ya les iba bien que así fuera.

Quinto. Las elecciones del 14 de febrero dieron una mayoría clara al independentismo, con el 52% y el compromiso del president Aragonès en el discurso de investidura de culminar el procés. Pero no fue hasta el mes de mayo, después de acordar in extremis un acuerdo de gobierno entre ERC y Junts, y uno previo y condicionador entre ERC y la CUP, que preveía una moción de confianza en el plazo de dos años. El no apoyo de los presupuestos de la CUP fue la excusa del president Aragonès para no respetar este pacto.

Sexto. Se aprobaron los presupuestos del conseller Giró justo antes de Navidad, los más expansivos de la historia, y necesarios para recuperar la situación económica que, por cierto, ha sido clara a pesar del estallido de la guerra en Ucrania. ¡¡El paro actual ya está por debajo del 10%, niveles no vistos desde el 2008!!

Séptimo. El acuerdo de gobierno incluía dos etapas, una de diálogo con el Estado y una segunda de preparación para el embate por la culminación. Y aquí estamos...

La ciudadanía más temprano que tarde tendrá que decidir si da por buena la estrategia del diálogo infructuoso con el Estado o si, en cambio, se suma a la confrontación como única estrategia para alcanzar la independencia

Para Junts per Catalunya 5 años son muchos, más que suficientes para no perder más tiempo y, por eso, en el primer congreso después del fundacional (hay que recordar que Junts per Catalunya solo tiene 2 años) celebrado a final de julio, aprobamos una ponencia política con el 99,8% de apoyos de la militancia, en la que para nosotros el próximo 1 de octubre finaliza simbólicamente la mesa de diálogo con el Estado y empieza la de la preparación del embate. En la ponencia se explicita claramente que durante el debate de política general que tendrá lugar en el Parlament a finales de septiembre, hay que preparar las propuestas concretas para llevar a cabo acciones específicas para la preparación del embate y la activación de la Declaración de Independencia.

Puedo entender a todos aquellos ciudadanos que están hartos de esperar, que nos acusan de no hacer nada, pero como he querido explicar, no ha sido fácil avanzar porque para hacerlo es necesaria una mayoría suficiente, y ERC hasta ahora no ha ayudado nada. Se mantiene todavía hoy en la estrategia de la mesa de diálogo, pero a la vez tiene que cumplir el acuerdo de gobierno que tiene con Junts per Catalunya y que la obliga, ahora sí, a preparar el embate.

Lo que pase este final de septiembre en el debate de política general (DPG), puede marcar claramente los próximos meses. Si ERC cumple lo acordado, quiere decir que saldremos del DPG con una estrategia conjunta, esperemos que con la CUP, aprobada en el Parlament con una mayoría suficiente del 52% para preparar el embate. Si ERC no cumple el acuerdo, se abren diferentes escenarios, pero es obvio que la ciudadanía más temprano que tarde tendrá que decidir si da por buena la estrategia del diálogo infructuoso con el Estado o si, en cambio, se suma a la confrontación como única estrategia para alcanzar la independencia.

Para los que dicen que Junts tiene que salir del Govern ahora, creo que queda claro que justamente eso sería traicionar a nuestros votantes, porque la legislatura es para cuatro años y la previsión inicial (pactada entre ERC y la CUP) era de dos años de diálogo y dos para el embate. Ahora justamente lo que hace falta es preparar el embate y, si salimos del Govern, no lo podremos hacer.

Como la CUP y ERC han roto su acuerdo, Junts no tiene por qué esperar a cumplir los dos años y no tenemos más tiempo para perder, porque ya se ha visto que la mesa en ningún caso está sirviendo para hablar de la autodeterminación, que es lo único para lo que tiene sentido que exista. Hablar de amnistía está bien siempre y cuando se avance en la autodeterminación. Avanzar solo en amnistía sería como decir que tenemos que acordar cómo pedimos perdón por haber hecho el referéndum del 1 de octubre, y en ningún caso podemos caer en ese escenario.

La ponencia política de Junts dice también que una vez evaluado el cumplimiento del acuerdo de gobierno entre ERC y Junts, se someterá a los afiliados si hay que salir del Govern o no. Creo que después del debate de política general veremos claramente si ERC quiere cumplir el acuerdo de gobierno y hacer lo que haga falta para prepararnos para culminar el proceso de independencia. Si ERC demuestra que no quiere cumplir el acuerdo en este punto clave para Junts y para el independentismo en general, serán nuestros afiliados los que decidirán.

Mi opinión personal es que Junts, mientras esté en el Govern, tiene que preparar desde sus conselleries este embate para poder activar la declaración de independencia. Si eso no fuera posible por algún motivo, habrá que tomar una decisión que no será en ningún caso fácil. En todo caso, más temprano que tarde, habrá que dar la palabra a los catalanes y que decidan si quieren renunciar a la confrontación con el Estado o si apoyan la estrategia de confrontación de Junts y hay un cambio claro de mayorías con este mandato.

Joan Canadell, diputado de Junts per Catalunya