En junio de 2003, Rafael Simancas estaba a punto de ser investido presidente de la Comunidad de Madrid. Pero los diputados socialistas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez no fueron a votar e impidieron el pacto con Izquierda Unida que debía hacer posible el cambio ante los gobiernos de Alberto Ruiz Gallardón. Iba de un voto. Hubo que hacer nuevas elecciones y el PP logró la mayoría absoluta. Esperanza Aguirre fue elegida presidenta. En esa legislatura se hizo una comisión de investigación presidida por el popular Francisco Granados y se aseguró que había habido una traición interna en el PSOE. Los socialistas, en cambio, decían que detrás existía una trama inmobiliaria que favorecía los intereses del PP.

Sea como fuere, el PP no ha vuelto a moverse de Madrid, que acabó convirtiéndose en el epicentro de la trama Gürtel. El 6 de febrero de 2009 la policía detuvo a un tal Francisco Correa acusado de ser el líder de una trama de corrupción ligada al PP. Nadie le conocía, pero detrás había tesoreros, concejales, empresarios, presidentes de comunidades autónomas y ministros. En 2018 caía todo un gobierno.

Sin Tamayo, Casado no existiría ni Sánchez sería presidente. Y quizás tampoco se haría el Primavera Sound en Arganda

Correa trabajaba con Luis Bárcenas desde 1996. Con él, el PP introducía dinero no declarado de empresarios en su caja. Correa era el intermediario, el comisionista. Es el dinero que llega en cajas de zapatos, maletines o bolsas de plástico en la España de los 2000. Cuando acaban los tiempos felices de José María Aznar, la trama prueba suerte en València y se crea la empresa Orange Market para organizar las campañas y mítines del PP. Es la época de los regalos a consejeros, alcaldes y presidentes. De las fiestas con confeti. Las constructoras pagan a Orange Market y así se financia la campaña de Paco Camps, pero también la de Esperanza Aguirre. Porque la trama se ha extendido hasta Madrid. El mayor pelotazo, de hecho, se hace en Arganda del Rey. Allí donde ahora harán el Primavera Sound. Se construye una Arganda al lado de Arganda. 100.000 metros cuadrados urbanizables que el Ayuntamiento adjudica a Martinsa por 77 millones. Una ganga. La empresa recupera el dinero al cabo de unos meses vendiendo un tercio de los terrenos por el mismo precio. Incluso los extesoreros Álvaro Lapuerta y Bárcenas avisan a Esperanza Aguirre de que el concurso se ha amañado y apuntan al vicepresidente de Aguirre, Ignacio González.

Dos de los nombres citados en este artículo, Francisco Granados e Ignacio González, terminaron en prisión. Esperanza Aguirre sigue imputada. Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso hicieron política a su sombra. Casado se hizo con el PP ganando unas primarias por primera vez en la historia del partido, con la promesa de acabar con la corrupción. Cuando ha habido la primera mínima sospecha y se ha atrevido a denunciar un posible caso, ha perdido. Es verdad que sólo lo hizo un día, que al día siguiente dio marcha atrás, y que la denuncia tiene mucho que ver con la rivalidad política. Pero lo cierto es que ha perdido. No sólo eso. Lo han humillado. No sólo por eso, también es cierto. Pero Casado denunció un caso de corrupción. Y lo han echado. Y ha ganado Ayuso, la más aguirrista de todos. Si Alberto Casero no se hubiera equivocado (se supone) de botón, la historia sería distinta. De Tamayo a Casero. Intersecciones. Tránsfugas. Errores. Las alas de una mariposa. Hay un mundo en el que Simancas fue investido. Y otro en el que Pedro Sánchez perdió la votación de la reforma laboral. Pero los dos a la vez son imposibles. Sin Tamayo, Casado no existiría ni Sánchez sería presidente. Y quizás tampoco se haría el Primavera Sound en Arganda. La mariposa.