José Luis Martínez-Almeida Navasqüés, alcalde de Madrid, abogado del Estado y destacado aguirrista, ha ido a inaugurar el nuevo campo de fútbol del barrio de Sanchinarro de la capital de España y ha desplegado toda su esencia. Llegó, encontró una pelota y se puso a hacer unos toques sin que el esférico tocara el suelo. Alguien lo grabó y él mismo presumió en su cuenta de Twitter que, a sus 45 años, está en el mercado. Animado, él mismo o algún asesor quiso jugar al clásico político-chuta-penal-y-marca-gol. Y lo hizo. Parece que sin portero. Y marcó gol. Eso sí, antes de entrar en la portería el balón impactó en la cara de un niño... ¡Y va el hombre y celebra el gol! ¡Y, además, su equipo de comunicación lo intenta esconder en las redes! Total, que me parece un símil inmejorable de lo que le pasa al Barça. No porque sea el delantero que ―con permiso de Braithwaite― le falta a los de Quique Setién, sino por el ridículo monumental.

Ridículo del que empieza a estar harto Leo Messi. Y, sobre todo, ridículo que ha subrayado, con una sola palabra, Gerard Piqué. Títeres aparte, está claro que si tú basas tu proyecto en el odio al otro (que es de donde nace la candidatura de Sandro Rosell y luego la de Josep María Bartomeu), no vas a ninguna parte. Acabarás transmitiendo sólo odio, que es lo que ha pasado con el Barçagate, el Trollsgate o como le quieran llamar al episodio consistente en pagar un millón de euros a una empresa para que intente llenar de mierda la reputación de tus rivales y de tus propios jugadores.

Barto convocó elecciones en 2015 y las ganó de paliza... porque desde la crisis de enero en Anoeta, Messi decidió ganarlo todo. De aquellas elecciones viene todo. Pero a pesar de todo, vuelve a ser el momento

El resultado de todo ello es que el Barça ha pasado de tener Unicef ​​en la camiseta a lucir en ella Qatar, cargándote todos los valores que has estado predicando. El resultado es que has pasado a la historia por haber permitido jugar el 1 de octubre, mientras la policía golpeaba a tus aficionados. El resultado es que el estilo de juego ha pasado del cruyffismo de Pep Guardiola y Tito Vilanova al no se sabe qué del Tata Martino, Luis Enrique y Ernesto Valverde. Y ahora corre a arreglarlo. El resultado es que te has cargado la Masia y has tenido una planificación deportiva nefasta, incapaz de acompañar a Messi en su recta final. El resultado es que has echado a los niños del estadio y lo has convertido en un parque temático de japoneses. El resultado ha sido judicializar el entorno del club. El resultado ha sido que teniendo todavía a Messi, has ido vaciando el estadio. El resultado es que te has cargado la reputación deportiva y la reputación institucional.

Sandro se marchó y nunca explicó por qué. Barto convocó elecciones en 2015 y las ganó de paliza... porque desde la crisis de enero en Anoeta, Messi decidió ganarlo todo. De aquellas elecciones viene todo. Pero, a pesar de todo, vuelve a ser el momento.

Así que, presidente, ponga las urnas.