Cigarrete Smoking Man, traducido en España como El Fumador, era un personaje de la serie The X Files (Expediente X), interpretado por William B. Davis. Pensado inicialmente como personaje secundario, acabó siendo el perfecto antagonista para Mulder y Scully. El nombre respondía a que fumaba un cigarrillo tras otro de la marca Morley, y formaba parte del Sindicato, una especie de gobierno en la sombra dentro del gobierno de Estados Unidos. En su caso, existía para esconder de la opinión pública las visitas de extraterrestres a la Tierra. Pero su figura sirve para representar a todos los gobiernos en la sombra de todos los gobiernos del mundo, aquellas estructuras conocidas como deep state, que hacen lo posible y lo imposible, lo que es legal y lo que no, para defender una verdad superior, sea esconder que unos seres verdes nos visitan o defender la unidad territorial. El Fumador era el personaje que mató a Kennedy y a Luther King, pero también el que impidió que los Buffalo Bills ganaran nunca la Super Bowl.

El personaje se me reapareció en el momento en que el excomisario Villarejo contaba en el FAQS, que España es una democracia tutelada. ¿Tutelada por quién?, era la pregunta. La respuesta vino a ser que por la parte militar de los servicios secretos, del CNI. La imagen más cercana sería Félix Sanz Roldán, el militar director de la Casa entre 2009 y 2019. Recordemos que el CNI está adscrito al ministerio de Defensa y que el actual secretario general es también un militar. "Trabajamos cada día para proteger a la sociedad española de distintos tipos de amenazas", dice la web oficial. Que Narcís Serra depuró el ejército está documentado. Que el proceso ha tocado el hueso, el nervio, del Estado, y que ha habido una involución también. Ha quedado acreditado que políticos considerados de Estado, como Alfredo Pérez Rubalcaba, supieron pactar con este mundo oscuro por el mismo bien superior que el coronel Nathan Jessup de A few good men. Y podemos añadir la sinergia jueces-policías de la Audiencia Nacional que alguien tan poco sospechoso como separatista radical como Xavier Melero explicaba ayer en Rac1. Que le pregunten a Sandro Rosell o a los miembros de la Mesa del Parlament a los que el juez Pablo Llarena les dijo “tranquilos, esto no es la Audiencia Nacional”.

El poder disciplinario se hace invisible y a los súbditos se nos impone una permanente visibilidad. No por espiados (que también), sino porque nos hacen creer libres mientras nos controlan a base de likes, shares y consumos. Una posdemocracia digital, en la que no hay ideología, sino datos, con mensajes personalizados que fragmentan la esfera pública

Muertes sospechosas, injerencias en bancos de países soberanos, fabricación de pruebas falsas contra la disidencia política o protección de la monarquía. Esto es lo que Villarejo quería contar en el FAQS. Por interés, claro. Su voluntad de hacer catarsis era un aviso a estos fumadores misteriosos, que ahora quieren eliminarlo. Era un "si yo caigo, aparecerán de golpe mis audios". En la práctica, los fumadores no deben dar explicaciones a nadie. La ley de secretos oficiales es de la época de Massiel (chascarrillo Villarejo dixit) y en la comisión de secretos oficiales tampoco se explica nada de tantas excepciones que existen a la transparencia, y el control judicial es de un Supremo con una tendencia perfectamente descriptible.

Dice el filósofo Byung-Chul Han que vivimos en la sociedad de la vigilancia. Que hemos dejado atrás las espectaculares exhibiciones de poder y han emergido las poco espectaculares burocracias de la vigilancia. La clase visible no es la dirigente, sino la dominada. Por eso Villarejo emerge cuando ya no tiene el poder. El poder disciplinario se hace invisible y a los súbditos se nos impone una permanente visibilidad. No por espiados (que también), sino porque nos hacen creer libres mientras nos controlan a base de likes, shares y consumos. Una posdemocracia digital, en la que no hay ideología, sino datos, con mensajes personalizados que fragmentan la esfera pública y hacen imposible oposición alguna a El Fumador.